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Por Grupo Editor / 11 de Octubre de 2012
ABUELAS DE PLAZA DE MAYO
107 ABRAZOS, 107 ALEGRÍAS

El martes por la tarde, Abuelas de Plaza de Mayo informó la restitución de identidad de la nieta número 107. A pocos días de cumplir 35 años de lucha, el trabajo de "las abuelas detectives", como las llamó el escritor Eduardo Galeano, sigue tan vigente, tan atento, como en los primeros pasos, en la noche del terrorismo de Estado. La hija de María de las Mercedes Moreno -una mujer sin militancia política, secuestrada por su coraje solidario- comienza ahora a transitar por una identidad que le fue negada. En ese camino, los abrazos serán tan necesarios como el trabajo urgente de estas Abuelas necesarias y dulces.

Audio: Estela Carlotto - Abuelas de Plaza de Mayo



"La búsqueda ha sido incesante. Pocas son las historias en las que nuestros nietos pueden reencontrarse con su padre o madre. Por lo general, el terrorismo de Estado se encargó de borrar toda huella de su existencia", anunciaba el comunicado de las abuelas de Plaza de Mayo que anunció el encuentro con la nieta número 107.
Una joven nacida el 11 de octubre de 1978, en la Maternidad Provincial de Córdoba, durante el cautiverio de su madre.
María de las Mercedes Moreno visitaba a su marido, preso común en un penal cordobés donde había presos políticos detenidos clandestinamente.
El coraje solidario hizo que la mujer sacara del penal las cartas que los secuestrados escribían, para entregárselas a los familiares.

El 26 de septiembre de 1978, la joven, embarazada de siete meses, fue secuestrada y trasladada al Departamento de Informaciones de la Policía de la Provincia de Córdoba, donde permaneció como detenida desaparecida.
El 11 de octubre de 1978, María de las Mercedes fue trasladada a la Maternidad Provincial.
Allí, encadenada, dio a luz a una niña de la que fue separada inmediatamente.
En noviembre del 78 la trasladaron como "detenida especial" a la Unidad Penitenciaria Buen Pastor, y allí permaneció hasta que recobró su libertad, en abril de 1979.
Desde ese momento comenzó la búsqueda de su hija.
En la Casa Cuna las monjas a cargo le dijeron: "las subversivas acá no entran".
Los Juzgados de Menores le negaron ayuda y asistencia.
Fue Paola, medio hermana de la nueva nieta, quien acudió a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), y posibilitó la inclusión de las muestras de ADN de esta familia en el Banco Nacional de Datos Genéticos.
En 2011, María de las Mercedes denunció la sustracción de su hija ante la filial Córdoba de Abuelas de Plaza de Mayo, y comenzó el largo y curioso camino judicial, hasta que el entrecruzamiento de las muestras de sangre de María de las Mercedes con las de su presunta hija determinó la verdad.
La muchacha había sido inscripta como hija propia por una encargada del Servicio Social de la Casa Cuna en Córdoba y por su esposo.

Hace mucho tiempo atrás, Darwinia Gallichio, Abuela de la Plaza rosarina, narraba esta lucha maravillosa que comenzó buscando niños, y se continúa en la búsqueda de jóvenes.
"Ahora buscamos jóvenes para devolverles la identidad. Que es lo más hermoso que se puede hacer, porque nadie puede alterar toda una vida, cambiar historias; vos sabés que hasta el nombre de uno tiene connotaciones, ese nombre que eligieron papá y mamá; las herencias de rasgos, de carácter, de temperamento. Tantas cosas que no se pueden cambiar", describía con absoluta precisión Darwinia.
Hablaba de su propia historia, y de la historia de un país: "la lucha de Abuelas se me hace una metáfora de la recuperación de la memoria del país. Devolverle a un joven la identidad es devolverla a toda una generación. Por eso luchamos", decía.
Son 35 años de batalla constante contra el silenciamiento y la mentira.
Son 35 años que han conquistado alegrías a pesar del dolor.
Como señalan en el comunicado oficial las queridas y admiradas Abuelas: "a los casi 400 nietos y nietas que aún nos falta encontrar les decimos que el tiempo corre y que es momento de animarse a dar el paso hacia la verdad. En estos 35 años llevamos 107 abrazos. Cada uno nos conmueve y nos inspira para seguir luchando".

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Imagen: Carina Barbuscia / Foto: Alapalabra / Dibujo: Rodolfo Fucile (abuelas.org.ar)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
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