Por Jorge Cadús / 21 de Junio de 2013
LOS LIBROS PROHIBIDOS POR LA DICTADURA MILITAR
EL TERROR INTERNO / Segunda Parte
La maquinaria de la represión puesta en
funcionamiento contra "la conspiración del arte"
por la última dictadura militar marcó a puro
silencio la vida cotidiana de estos arrabales.
Se prohibieron libros, canciones e historias, y
hasta se ordenó blanquear las paredes para
ocultar consignas. Álvaro Yunque, Haroldo Conti,
Elsa Bornemann, Alfredo Drago, son algunos de
los nombres que se sumaron a la tinta negra de
la censura y el oscurantismo. Segunda parte de
un recorrido necesario e incompleto por un mapa
de voces secuestradas, saqueadas y
desaparecidas. Pero rebelde y porfiadamente
vivas en su belleza. Porque como le contaba a
Roberto Cuervo, allá por 1975, el mismo Conti:
"nuestra suprema obligación es hacer las cosas
bellas, sobretodo más bellas de lo que las puede
hacer el adversario. Pero aun haciendo belleza
creo que podemos hacer una literatura política.
Lo político emergerá con naturalidad, no como
una cosa impuesta. Si he vivido y mamado
profundamente lo político, el drama político del
país, de todas maneras, en esa soledad emergerá"
EL SILENCIO DE MASCARÓ La "asesoría literaria" de la Secretaría de
Inteligencia del Estado (SIDE) fue la encargada
de examinar el contenido político de "Mascaró,
el Cazador Americano", la novela que Haroldo
Conti publicó en 1976, editada por Casa de las
Américas, 3ra y G. El Vedado (La Habana, Cuba).
La burocracia de la censura sistemática rotuló
aquel informe bajo una serie de números:
"SIDE: 83.864/75.
Origen: Com.
Decreto Ley 20.216/73
Nota de origen: 73/75
Legajo N° 2516 L
Apreciación de contenido de publicaciones
realizada por la asesoría literaria del
Departamento de coordinación de antecedentes".
Aquel documento producido por la SIDE sobre la
obra de unos de los escritores fundamentales de
la literatura argentina consigna:
"A- Apreciación (F.4): Propicia la difusión de
ideologías, doctrinas o sistemas políticos,
económicos o sociales marxistas tendientes a
derogar los principios sustentados por nuestra
Constitución Nacional.
B- Actitudes O Expresiones Positivas O De
Apología, Adhesión Y/O Afirmación Hacia:
-Los ‘sospechados’ que simbolizan la
‘conspiración del orden establecido’, o sea los
‘revolucionarios’.
-La ‘guerrilla’ del maestro Cernuda (guerrilla).
C- Actitudes Negativas O De Detracción Y/O
Crítica Hacia:
-Los ‘rurales’ como representantes de la
‘represión’.
-La ‘falta de presencia’ de la Iglesia Católica
en el pueblo.
-La ‘tortura indiscriminada’", sostiene el
informe censor.
Las conclusiones –terminantes- de la Secretaría
sobre la obra del autor merecen figurar en una
antología del desprecio:
"El presente libro, cuyo autor es Haroldo Conti,
presenta un elevado nivel técnico y literario,
donde el mencionado autor luce una imaginación
compleja y sumamente simbólica. La novela
consiste en las aventuras de un grupo de ‘locos’
que adquieren un circo (llamado ‘del Arca’) y
viajan por distintos pueblos (todos en estado de
miseria y despoblación, donde aparece el
‘edificio’ de la Iglesia pero nunca ningún
sacerdote), y van ‘despertando’ en los pueblos
que visitan el espíritu de una ‘nueva vida’ o
bien podría interpretarse una ‘vida
revolucionaria’. Como se dijo en un principio,
la novela es muy simbólica, contada además en un
tono épico, no definida en sus términos pero con
significados que dan lugar a pensar en su
orientación marxista (apoyada por la Editorial
Casa de las Américas, de La Habana, Cuba).
Aparecen los ‘rurales’ como sinónimo de ‘la
represión’ y la matanza de ‘revolucionarios’ a
quienes denomina ‘los sospechosos’ porque
conspiran con el ‘orden establecido’ proponiendo
en consecuencia ‘un orden natural’ (es decir sin
autoridades, o sea utilizando el símbolo de la
‘libertad y el Progreso’ basado en sus
actividades ’revolucionarias’)", describe el
documento.
Y sigue diciendo que "hay personajes
característicos como el protagonista del título
del libro ‘Mascaró El Cazador Americano’, quien
tiene la particularidad de no hablar en toda la
novela, solo vigila desde su caballo negro, en
todo momento. Casi al final, Mascaró aparece
liquidando a los gendarmes en su papel de
‘justiciero’ (o mano armada se traduciría).
También se muestra al maestro Cernuda, personaje
de uno de los pueblos, quien tiene cierto ‘vuelo
literario y cultural’, y en algún momento se
embarca en ‘la revolución’ (o en la ‘guerrita’
como denomina el autor la segunda parte del
libro). Es de destacar la existencia de otro
personaje, que actúa a manera de centro de la
narración, denominado ‘El Príncipe’ o ‘El
Príncipe Patagón’, que viene a representar al
indio americano como ‘dueño’ del ámbito o marco
geográfico en que transcurre la acción. Por
último, se acrecía una suerte de ‘solidaridad’
en este grupo, de ‘aventureros’, quienes se
pasan ‘mensajes’ a través de los cuales parecen
‘entenderse y ayudarse’. Los pasajes finales
muestran las torturas de que es objeto otro
personaje, ‘Oreste’, sin que se expliquen los
motivos o causas del ‘torturamiento’ salvo la
‘crueldad, brutalidad o falta de ideas’ de la
‘represión’. Finalmente, Oreste vence los
interrogatorios y torturas y vuelve al ‘Camino’
que ‘nunca más podrá dejar’ (como expresan
algunos, diálogos muy significativos)”, analizan
los funcionarios del terrorismo estatal.
Y sintetizan: "Por todo lo expuesto, y si bien
no existe una definición terminológica hacia el
marxismo, la simbología utilizada y la
concepción de la novela demuestra su ideología
marxista sin temor a errores. Con tal motivo, la
obra analizada atenta contra los principios
sustentados por la Constitución Nacional y por
ende la ley 20.840, por lo que se propone la
calificación del punto A".
Es decir: la prohibición lisa y llana.
LA HISTORIA PROHIBIDA El 28 de junio de 1978, la Nota Nº 341 de la
Comuna de Alcorta puso nuevamente en
conocimiento de las instituciones educativas y
bibliotecas de la localidad la censura directa
sobre autores y títulos, esta vez del ámbito de
la enseñanza. "Tenemos el agrado de dirigirnos a
Ud. a los efectos de remitirle la Resolución Nº
619, del Ministerio de Educación y Cultura de la
Provincia de Santa Fe, a los fines de darle
curso a la misma", dice la breve nota, rubricada
por Natalio Alberto Bruzzo.
La Resolución Nº 619 del Ministerio de Educación
santafesino, fechada el 12 de junio de ese año,
prohíbe "en todos los establecimientos
educativos dependientes de este Ministerio el
uso y recomendación" de los libros de texto
"Historia Moderna y Contemporánea. 2º año del
Ciclo Básico y Escuelas de Comercio" de Alfredo
L. Drago, y "Las edades Modernas y
Contemporáneas" de Juan A. Bustinza y Gabriel A.
Rivas, del 2º año del nivel medio de enseñanza.
Al mismo tiempo, la Resolución dispone "la
exclusión de los citados textos de todas las
bibliotecas escolares".
Del análisis de los citados textos "se concluye
la inconveniencia de mantenerlo como integrante
de la bibliografía en uso en las escuelas de
enseñanza media y técnica dependientes de esta
Secretaría de Estado por contener un acentuado
énfasis en el comentario de ideologías
contrarias a nuestro Ser Nacional", sostiene la
Resolución.
Entre las razones esgrimidas para la censura y
el destierro de los libros de Drago y Bustinza,
se expresa que "particularmente, en la
indicación de trabajos prácticos se observa una
connotación ideológica que debe reprobarse,
teniendo en cuenta la edad de los alumnos a la
que va dirigida y, fundamentalmente, por una
pretendida inducción conceptual que le quita
objetividad histórica, elemento indispensable
para la correcta formación de los alumnos", al
tiempo que declara que "debe desterrarse de
nuestras escuelas todos los elementos que
pretenden una desviación del marco filosófico
del Proceso de Reorganización Nacional y que no
contribuyan a la consecución de los objetivos
educativos fijados..."
Al pie de la Resolución, la firma de Orlando R.
Perez Cobo, que ocupara la cartera de Educación
Cultura de la Provincia de Santa Fe desde el 24
de abril de 1976 al 31 de mayo de 1981, pone
nombre y apellido a la infamia.
EN DEFENSA DEL PÚBLICO BLANCO "Niños de hoy", "El amor sigue siendo niño"
y "Nuestros muchachos", del autor Álvaro Yunque,
son tres de los títulos que la maquinaria
cultural de la dictadura censuró.
El Decreto Nº 1937, del 26 de agosto de 1978,
con las firmas del General Albano Harguindeguy y
de Ricardo Cenoz, entonces Jefe de departamento
del Despacho General del Ministerio del
Interior, prohibió "la distribución, venta y
circulación en todo el territorio de la Nación
del libro 'Niños de hoy' del autor Álvaro
Yunque, editado por Editorial Plus Ultra".
"El amor sigue siendo niño" -editado
originalmente por Cátedra en 1960- es el primer
título de la antología de cuentos. El Ministerio
del Interior y la Dirección General de
Publicaciones, analizó la obra en su Informe N°
127, firmado por el Teniente Jorge Méndez el 5
de octubre de 1978. En sus conclusiones, ese
documento sostiene que el libro "se encuentra
dirigido a justificar cualquier tipo de acción
por parte de los niños, no traza acabada o
eficaz diferencia entre el bien y el mal, al
contrario pareciera que lo fomenta".
En forma paralela, expresa: "Es por lo tanto
nocivo para el proceso de endoculturación o
educación del público blanco al cual va
dirigido".
"Nuestros Muchachos" fue prohibido el 31 de
octubre del '78, mediante el decreto 2607
firmado directamente por el general Jorge Rafael
Videla. El análisis de la obra, en manos de la
Dirección de Publicaciones dirigida por el
Teniente Jorge Méndez había observado que se
presenta "a la policía como represiva" y "a los
problemas humanos como resultantes de causas
sociales no personales".
Las ediciones de 1975 de Plus Ultra de los tres
libros de Yunque censurados por la dictadura
militar "se perdieron". Como le manifestaron los
representantes de la misma editorial a la hija
de Yunque: "Las cosas de su padre las tuvimos
que hacer desaparecer todas porque corrían
peligro".
Para ese entonces Yunque tenía 88 años. El autor
murió seis años después.
REFLEXIONES NO MANSAS "¿Qué debemos al estudio?: Que la esperanza
en un mundo mejor, yacente en nuestro instinto,
se ha transformado en fe, en certeza de que este
mundo de justicia se logrará. Al estudio
-lecturas, observaciones, experiencias vitales,
reflexión- debemos nuestra transformación de
revolucionarios instintivos en optimistas
revolucionarios conscientes, seguros de que no
se lucha en vano. Es decir, al estudio debemos
la mayor felicidad imaginable", escribía uno de
los escritores censurados por la dictadura del
'76, hoy olvidado, Álvaro Yunque.
Sus textos fueron sometidos a varios decretos
que anularon su circulación, y varios de sus
títulos formaron parte de las hogueras en donde
la censura intentó quemar rebeldías.
Escribe Yunque: "La sociedad capitalista se
halla acribillada de miedos. Si eres un pensador
revolucionario, no consueles, exita. No
adormezcas. No hagas resignados felices.
Injuria, hiere, despierta lo que de luchador el
ser humano esconde en su carne gozadora y
cobarde. Quien remueve el fondo de la injusticia
social, se expone a ser mordido por los reptiles
venenosos que en su barro se ocultan. Tener
valor es ir a la lucha conociendo el peligro. La
fiera no es valiente. Lucha, pero ignora el
peligro. Lucha por instinto, inconsciente. La
fiera sólo es temeraria. Los hombres empeñados
en cambiar el mundo, constituyen una visible
minoría. Pero, ¡cuánta será la fuerza de sus
razones que el mundo siempre está cambiando!".
Yunque advertía en sus libros que "cuando llega
el fuego -la tiranía- a algunos hombres les
ocurre lo del hierro, enrojecen de indignación,
lo resisten; a otros les ocurre lo que al plomo,
se deshacen, se licuan, pierden su forma humana.
En muchos hombres, aparentemente infelices,
duerme un dictador. Cuando aparece una dictadura
los pequeños dictadores aparecen. Se ponen al
servicio de la dictadura. Porque son dictadores
son esclavos".
Denunciaba que "los romanos al pueblo lo
llamaban “plebe”, (ahora se lo llama “chusma”)
le daban pan y circo; las actuales dictaduras, a
medida que le aumentan el circo, (fútbol y otros
deportes, TV, espectáculos triviales para
divertir, para “pasar el tiempo” y olvidar
momentáneamente la pobreza, los dictadores le
disminuyen la ración de pan. Se lo encarecen".
Y proclamaba: "En una sociedad de pobres y
ricos, la llamada igualdad ante la ley es una
desigualdad. Un rico merecería ser penado tantas
más veces que un pobre, cuanto su capital sea
mayor que el de éste. Si un hambriento por robar
el pan lleva cinco años de cárcel, un ministro
ladrón debe llevar cinco siglos".
Su ninguneo, y el silenciamiento que cubre hoy
su obra, puede entenderse a partir de sus
escritos, tinta en papel: "Sólo demuestra que
sabe nadar quien nada contra la corriente. A
favor de la corriente lo hacen hasta los
literatos conservadores corchos. Flotar no es
nadar. El talento rebelde es un delito. En
realidad es una acusación para los literatos sin
rebeldía. Sienten como si aquél los injuriase,
como si aquél les reprochase su mansedumbre. Y
no lo atacan. Lo silencian. Simulan olvidarlo.
Aunque no pueden olvidarlo, porque lo envidian".
EL CAMINO Y LOS PASOS -Un día por fin me eché al camino sin volver
la cabeza y aquí estoy.
-¿De qué hablas?
-Estaba recordando cómo empecé. ¿No preguntaste
eso? Yo hablaba siempre de ese día pero no me
decidía nunca. La verdad que jamás pensé que
llegase realmente. Ni siquiera lo tomé en serio
el día que empecé a andar. Mi entención en el
fondo, fue hacer la comedia.
-¿Para quién?
-Para mí mismo. Te debe haber pasado.
-Yo di un portazo y le grité a la “vieja” que
iba hasta el Club pero pasé por delante del
Club, el Sportivo Victoria, y seguían dando como
si tal cosa.
-Ahí lo tienes. A cada rato me decía “esto se
acaba ahora mismo” pero notaba cada vez que lo
decía otro o por lo menos que había en mí uno
que lo decía y otro que seguía pateando en medio
de toda esa miseria.
-Entonces di con el camino.
-Eso es, el Camino. Has usado el tono justo, por
eso solo te reconocería como un Príncipe.
-Y encontré otros tipos que iban y venían como
yo, iban, no importa la dirección.
-Y te diste cuenta que los pies se te pegan a
él, que no solo es un lugar de tránsito sino una
forma de vida y entonces ya no puedes parar.
-No, no se puede.
-¿No te alegra? Estás vivo quiere decir. El
mundo te pertenece. No eres un rasposo sorete
que apenas camina lo que le permite el largo de
la cadena. Vas y vas, ¿eh Oreste?... ¡Más alto
esa pierna!
(Fragmento de Mascaró, el Cazador Americano. De
Haroldo Conti)
CONTROL Y DISCIPLINA Los documentos revelados en esta nota marcan
el pulso cotidiano de la represión estatal en
los pueblos del sur santafesino.
Con toda claridad lo advirtió el General Roberto
Eduardo Viola en la Universidad de Belgrano, en
1978: "el destino final de las operaciones en
desarrollo es la mente humana, el sistema
interno de convicciones de cada hombre". Como lo
marcan Hernán Invernizzi y Judith Gociol en su
trabajo "Un golpe a los libros", la estrategia
de la dictadura militar hacia la cultura "fue
funcional y necesaria para el cumplimiento
integral del terrorismo de Estado como
estrategia de control y disciplinamiento de la
sociedad argentina".
Al respecto, el filósofo Horacio González
explica que "la censura estatal es una parte
oscura del miedo que opta por hablar. Es cierto
que otras formas del miedo llevan a la mudez, a
la rigidez de los cuerpos, al apagamiento de
zonas enteras de la memoria. Pero cuando la
censura elige ponerse las vestimentas del
lenguaje reglamentario del Estado, escribe una
página singular del poder, que después acaso
desee borrar".
Existe entonces un mapa del terror todavía
incompleto.
Una geografía que intenta rearmarse, que
persiste en las memorias de los sobrevivientes,
y que busca sus pedacitos robados en cada
archivo de cada institución de estas localidades
sometidas al silenciamiento durante ya casi
cuarenta años.
CONSPIRACIONES Lo anticipó aquel libro entrañable, Mascaró,
el Cazador Americano, de Haroldo Conti:
"-¿Qué es escoplo?
-Cualquier cosa -respondió desde el fondo
Avelino Sosa-. Primero se aplica y después se
decide si es escoplo o pifucio.
-¿No hay escoplo de primera y segunda?
-No. En esos son precisos.
-La información es deficiente, no sé si por
suerte.
-Mejor. Aumentan los sospechosos. Para ellos así
todo es más claro. La cuestión se divide entre
rurales y sospechosos. Eres una cosa u otra.
-Quiere decir que en cierta forma hemos estado
conspirando todo este tiempo -dijo Oreste, más
bien divertido.
-En cierta forma no. En todas. El arte es una
entera conspiración -dijo el Príncipe-. ¿Acaso
no lo sabes? Es su más fuerte atractivo, su más
alta misión. Rumbea adelante, madrugón del
sujeto humano".
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Imagen: Carina Barbuscia sobre foto de
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