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Por Carlos del Frade / 2 de Agosto de 2013
JUJUY: DE MANUEL BELGRANO A OLGA AREDES
LA LARGA LUCHA DEL PUEBLO JUJEÑO

El 23 de agosto se cumplen 201 años de aquella epopeya colectiva que fue el éxodo jujeño. En aquellos días, Manuel Belgrano, apasionado defensor de la revolución, se quejaba que había "desnaturalizados" que querían volver "a la esclavitud" en la provincia. Tenía razón. En julio de 1976, los títeres macabros de la dictadura, las fuerzas armadas y de seguridad, impusieron el orden de la familia dominante, los Blaquier en lo que se conoció como la Noche del Apagón. En julio de 2011, la matriz volvió a emerger. Pero también surgió la indómita rebeldía de un pueblo que quiere vivir con dignidad e igualdad, aquellas palabras que enamoraban a Don Manuel.





1812
"Vengo a estos puntos, ignoro como he dicho, aquella determinación, los encuentro fríos, indiferentes y, tal vez, enemigos, tengo la ocasión del 25 de Mayo y dispongo la Bandera para acalorarlos y entusiasmarlos, ¿y habré, por esto, cometido un delito?...La Bandera la he recogido y la desharé para que no haya ni memoria de ella…pues si acaso me preguntaran por ella, responderé que se reserva para el día de una gran victoria por el Ejército, y como éste está lejos, todos la habrán olvidado y se contentarán con lo que se les presente", escribió Manuel Belgrano el 18 de julio de 1812, desde Jujuy al Triunvirato compuesto por Paso, Sarratea y Chiclana y su secretario, Rivadavia. Lo censuraban por haber inventado la bandera. Por haber querido enamorar a los habitantes de estos arrabales del mundo de palabras tales como revolución, independencia e igualdad. Esas mismas letras que lo habían transformado en general de un país que todavía era más imaginario que real y que a él, Manuel, segundo promedio de la Universidad de Valladolid y autorizado por el Vaticano para leer los libros prohibidos por la inquisición, lo llevaron a despreciar lo individual en pos de algo colectivo que todavía nadie entendía.

Belgrano estaba desesperado por la falta de rebeldía que encontraba en aquellas tierras estragadas de tantos años de dominación y saqueo. "…no me descuido de proceder por acá con toda la energía posible, y así he podido conseguir aumentar mi fuerza de reclutas y si me diera tiempo el enemigo, lograría avivar a estas gentes que son la misma apatía; estoy convencido de que han nacido para esclavos y de que necesitan sufrir más al vivo los rigores del despotismo para que despierten del letargo", redactó en otra carta del 19 de agosto de aquel año dos de la nueva nación que todavía no era.

El ejército español, al mando de Pío Tristán, avanzaba hacia Jujuy. Tres mil experimentados hombres armados. Del otro lado, la pasión de Belgrano y la indiferencia.
El parte de convocatoria es urgente. Denuncia que "lo peor es que son llamados por los desnaturalizados que viven entre nosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud. Llegó, pues, la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reuniros al Ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser libres".

El 23 de agosto de 1812 comenzó el éxodo jujeño. No había que dejarles nada a los godos. Ni casa, ni alimentos, ni ganado, ni mercancías. Había que construir un desierto. Allí mismo donde los jujeños habían amado, nacido y crecido. Ahora la voluntad colectiva de hacer un país liberado exigía barrer todo de la faz de la Tierra.
Quemaron las cosechas y las viviendas. Belgrano es el último en dejar la ciudad.
Cincuenta kilómetros diarios.
Son miles los que siguen a ese desesperado por hacer la revolución.
Hay una batalla, en Las Piedras, y allí ganan los que todavía no saben que son argentinos.
Les ordenan bajar hasta Córdoba. Belgrano desobedece.
Lo espera a Tristán en Tucumán y gana la batalla. Y luego vendría otra victoria en Salta. El primer Triunvirato debe renunciar.
Aquel 23 de agosto fue la demostración de la existencia de una fenomenal energía colectiva jujeña a favor del sueño de la transformación y la independencia. Algunos senadores, hacia 2002, declararon a Jujuy como "capital honorífica de la Nación Argentina", en homenaje a aquella valentía del éxodo.

1976
Belgrano apuntó bien: "…Lo peor es que son llamados por los desnaturalizados que viven entre nosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud".
Desnaturalizados que se volvieron dueños de las tierras, las viviendas, el azúcar, el papel, la vida y la muerte de los jujeños que intentan existir con dignidad en localidades como Libertador General San Martín y Calilegua.
En días de la noche carnívora, el terrorismo de estado mostró su matriz en Jujuy.
Los títeres macabros fueron las fuerzas armadas y las de seguridad, pero los titiriteros fueron y son los delincuentes de guante blanco.
Los grandes empresarios, aquellos que siguieron la estirpe de los denunciados por Belgrano como los desnaturalizados que quieren imponer la vuelta a la esclavitud.

La noche del 27 de julio de 1976 se cortó el suministro eléctrico en todo el departamento de Ledesma, provincia de Jujuy, mientras policías, gendarmes, militares y capataces de la empresa Ledesma allanaron y saquearon viviendas en Libertador General San Martín y Calilegua.
En vehículos de la empresa se trasladaron más de 400 trabajadores, estudiantes y profesionales a galpones de mantenimiento del ingenio azucarero, donde permanecerán días y meses atados y encapuchados.
Tras las torturas e interrogatorios, algunos prisioneros son liberados o enviados a comisarías y cuarteles militares, otros destinados a cárceles de distintas provincias. Treinta permanecen desaparecidos. El médico Luis Aredes, intendente de Ledesma y esposo de Olga Márquez de Aredes, fue uno de los secuestrados-desaparecidos. Desde entonces Olga, junto a sus cuatro hijos, llevó adelante una lucha incansable en la ciudad de Libertador General San Martín, acompañada por Madres de Plaza de Mayo y muchos vecinos que no olvidaron quien fuera intendente y defensor de los derechos populares.
Olga Aredes murió el 17 de marzo de 2005, víctima de bagazozis, enfermedad que produce la materia prima para hacer papel que sale de la caña quemada al aire libre por la empresa Ledesma. Sus cenizas fueron depositadas en la plaza central de Libertador General San Martín, lugar de su incansable lucha por la verdad y la justicia.

2010
"En este país, a todo el que tiene guita lo ataca la zurda", le dijo Carlos Pedro Blaquier, el 25 de julio de 2010, al diario "La Nación", por medio de una entrevista realizada por el periodista Ricardo Canepa. En aquella nota, el dueño del Ingenio Ledesma se mostró admirador del gobierno Kirchner. "A los 82 años, el empresario dice que 'pocos gobiernos como el actual han defendido tanto a la industria nacional', afirma que Guillermo Moreno 'no es coimero como tantos otros' y sostiene que 'los radicales son buenos opositores y malos gobernantes'", apuntaba.

El cronista decía que Blaquier, "a sus 82 años, es el patriarca de una de las pocas empresas argentinas que se mantiene en pie sin haberse vendido a capitales extranjeros. Es abogado y, además, filósofo, historiador y escritor. Un confeso aficionado al arte y a las mujeres que vive en una mansión de 17.000 metros cuadrados en San Isidro. Un amante de la navegación con siete barcos que cuestan unos 14 millones de dólares. Un millonario que admira a Arturo Frondizi, que se llevó bien con Juan Domingo Perón y que elogia a los Kirchner. Blaquier sigue siendo presidente de Ledesma, sinónimo nacional de azúcar y de papel, con importante presencia en rubros como frutas, jugos cítricos, carne y cereales. Entró a trabajar allí en 1952, convocado por su suegro y líder de la empresa, Herminio Arrieta, a quien sucedió cuando éste murió, en 1970. Hoy, la compañía tiene una facturación anual aproximada de 2500 millones de pesos y da empleo a 7400 personas (entre ellas, a los cinco hijos del mandamás empresarial, que coparon el directorio y, por otra parte, ya le dieron 18 nietos y tres bisnietos)", toda una introducción que remarca a Blaquier y al Ingenio Ledesma como parte integrante de los verdaderos dueños de la Argentina y, por lo tanto, de la vida y la muerte de los jujeños. Los desnaturalizados de los que hablaba Belgrano y que hacían todos los esfuerzos para volver a la esclavitud.

2011
El Ingenio Ledesma facturó durante el año 2010, de acuerdo al balance presentado un año después, nada menos que por 2.463 millones de pesos.
La empresa controlada por la familia Blaquier – Arrieta ya había exportado en el año del bicentenario por 78 millones de dólares azúcares, frutas y jugos cítricos.
Pero ese nivel de facturación la ubicó en el puesto 81 entre las mil empresas que más venden en la Argentina.
Aquella suma de casi 2.500 millones de pesos anuales representan 6,84 millones diarios; 285 mil pesos por hora; más de 4.700 pesos cada sesenta segundos.
Una verdadera obscenidad.

En esos mismos días de 2001, algunas horas después de un nuevo aniversario de la Noche del Apagón, el ingenio remarcó el orden imperante a su manera.
El 28 de julio de 2011, cuatro jóvenes -tres pobladores y un policía- murieron por disparos de arma de fuego durante un operativo de desalojo en un predio del ingenio Ledesma en la localidad jujeña de Libertador General San Martín, situada a 106 kilómetros de San Salvador.
Así lo informaron voceros de la CCC, que precisaron que los manifestantes asesinados fueron identificados como Ariel Farfán, Félix Reyes y Víctor Heredia, mientras que el intendente local confirmó el deceso de un policía de 23 años, identificado como Alejandro Farfán, oriundo de la vecina localidad de Calilegua. Según Enrique Mosquera, dirigente jujeño de la CCC, "Ariel Farfán, de 17 años, estaba en la toma junto a su madre, y Félix Reyes no estaba en la toma".

En el lugar se habían asentado unas 700 familias que reclamaban tierras y viviendas a la compañía, hasta que ayer la policía intentó desalojarlas mediante un operativo que incluyó disparos de balas de goma y el lanzamiento de gases lacrimógenos, que provocaron la internación de dos niños.
La familia Blaquier, propietaria del predio, había realizado la denuncia por usurpación la semana pasada, y a las 6 de ayer los policías llegaron para hacer efectivo el desalojo ordenado por la Justicia. El sitio en pugna se encuentra en una zona conocida como El Triángulo, en inmediaciones del Ingenio Ledesma, dentro del departamento Ledesma.
Por su parte, Mariana Vargas, abogada de familiares de jóvenes asesinados en la toma del predio del ingenio Ledesma, en la ciudad jujeña de Libertador General San Martín, responsabilizó por esas muertes al juez que ordenó el desalojo, al gobierno local y a la policía.

"De las 157 mil hectáreas que posee el ingenio Ledesma, sólo en 38 mil produce caña de azúcar y el predio que se tomó es de 15 hectáreas. Para ellos no representa nada, pero ¿de quién es este pueblo?", advirtió la abogada Mariana Vargas. "Todo lo que nos rodea es de ellos. Entonces, si la gente no tiene dónde vivir, se va u ocupan", resaltó la letrada al explicar el origen de las sucesivas tomas de terrenos en el departamento jujeño del Libertador San Martín, extendidas sobre la ruta 34 y en varias zonas de la provincia. "En Libertador son tres mil familias, y una de cada tres tiene problemas habitacionales. Según cálculos estimativos, 40 hectáreas alcanzarían para resolver el problema de vivienda en Libertador General San Martín", explicó Vargas.
El pueblo creció con el ingenio y hace tres años que se solicitan tierras. El compromiso de entregar tierras y las obras que debían realizarse se frenaron. La toma se decidió mediante asamblea y la represión llegó en la madrugada del 28 de julio "con la policía provincial que arrojó gases y balas de goma y de plomo", indicó Manolo Chigre, miembro de la Corriente Clasista Combativa (CCC).

Cuatro muertos, unos 25 detenidos y más de 30 heridos dejó el hecho que es investigado. En tanto, mientras el gobierno asegura que los policías no utilizaron balas de plomo, los militantes aseguran que miembros de la seguridad del ingenio permitieron la entrada de la policía.
Vargas representa a la madre de Ariel Farfán, chico de 17 años que fue asesinado mientras participaba junto a su madre en la ocupación. "Vamos a recusar al juez. El hecho es responsabilidad del ministro de Gobierno, la provincia, el juez y la policía. Es notoria la ligereza con que salió la orden de desalojo. ¿Se investigó la situación social que vive la población?. Está prohibido por ley el desalojo de pueblos originarios, y entre los ocupantes hay miembros de la comunidad guaraní", advirtió la letrada. "Para ellos, lo central fue cuidar la propiedad privada. Para ellos, 15 hectáreas valen más que la vida de personas. La empresa tiene ganancias millonarias y hace poco se negaba a dar aumentos salariales", afirmó. Ante la tensión, la Legislatura jujeña aprobó expropiar 40 hectáreas del ingenio. "Es la primer medida en años que afecta al ingenio, siempre eximido de pagar impuestos", señala Vargas.

DE IMPUNIDADES Y RESISTENCIAS.
Walter Barrionuevo es el actual gobernador de Jujuy. Se identifica con la administración nacional de Cristina Fernández de Kirchner. De allí que la represión en Libertador General San Martín reactualiza la vieja tensión de la democracia argentina, no solamente jujeña.
La impunidad de las minorías para manejar la vida de las mayorías.
La policía provincial custodiando los intereses de la familia Blaquier.
Y las administraciones territoriales prometiendo "un lote por familia", según anuncia el mismísimo portal del gobierno de Barrionuevo a un mes de los asesinatos que fueron las respuestas a la toma de tierra de parte de los desesperados que vivían hacinados en ranchos, muy alejados de la famosa vivienda "digna" que se prometen por estos lares.

Pero este presente es hijo directo de un pasado abierto en dos direcciones: impunidades recicladas y sueños colectivos inconclusos.
Once veces fue invadida la provincia de Jujuy por los españoles. Y once veces fueron rechazados por el pueblo en armas. Montoneras que obedecían a Martín Miguel de Güemes o Juana Azurduy. Guerrilleros gauchos que buscaban la libertad de sus tierras para pensar un futuro distinto, para elegir desde la propia cabeza y según el dictado del propio corazón. Sin embargo, en 1836 la mayor parte de la provincia fue invadida por las tropas de la Confederación Perú-Boliviana.
Un año después, el 17 de diciembre de 1836 se produjo el reconocimiento oficial de la autonomía jujeña por parte del Gobierno Nacional.
Y en esa rica historia, hay un dato que parece amanecer en el presente: en 1876 una rebelión indígena en demanda de tierras en los departamentos de Rinconada, Cochinoca y Yavi fue brutalmente reprimida por el gobierno provincial tras ser derrotados los rebeldes en la Batalla de Quera.

La represión contra los que buscan tierra y vivienda volvió en julio de 2011.
Para el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, "los gobiernos provinciales se han transformados en feudos, continúan profundizando el neoliberalismo que lleva al aumento de la pobreza y marginalidad de grandes sectores sociales".
Agrega que "la concentración de la tierra, la expulsión de sus territorios a los pueblos originarios y campesinos, la falta de políticas claras y coherentes para poner límite a la expansión de los latifundios y a la destrucción de los bosques y la biodiversidad, están produciendo daños irreparables: los monocultivos y agro tóxicos, la destrucción de bienes y recursos natural, la gran minería".
Según Pérez Esquivel "la violencia no resuelve los problemas sociales y estructurales del país y en particular de los sectores más pobres. La muerte de los pobladores de Ledesma, en General San Martín, la represión, la muerte de los hermanos indígenas, los niños víctimas del hambre y enfermedades evitables en nuestro país, son una ofensa para la vida de nuestro pueblo y la humanidad".
Sigue diciendo que "hay que trabajar solidariamente junto a nuestro pueblo para lograr el derecho e igualdad para todos y todas, no para algunos. El juez que dio la orden de reprimir no puede ser quien intervenga en los hechos de violencia en General San Martín, en Ledesma, debe ser apartado de la causa".
Y afirma, para terminar, que "el problema es estructural, no se resuelve con paliativos y olvidos intencionados, que el tiempo tratará de disolver en el olvido de las muertes y la violencia contra los pobladores, en General San Martín, como en otras partes del país. La grave situación que se vive es por falta de voluntad política de los gobernantes. El pueblo debe mantener viva la memoria y el reclamo de verdad y justicia frente a la violencia social y estructural y buscar caminos de convivencia y respeto de los derechos de las personas y del pueblo", concluye el Premio Nobel de la Paz.

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Imagen: www.a24.com




 

 

 
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