Por María Cruz Ciarniello / 12 de Septiembre de
2013
SE PRESENTÓ EL LIBRO SOLDADITOS DE NADIE
UN ARMA CARGADA DE FUTURO
“Soldaditos de nadie. Jere, Mono y Patóm,
crónica de una lucha” es el libro que la
Editorial autogestiva Puño y Letra y el
Movimiento 26 de junio acaban de publicar, en un
tremendo esfuerzo conjunto. Se presentó en la
UNR y frente a los Tribunales Provinciales, tras
cumplirse 20 meses del triple crimen de Barrio
Moreno. Un libro que busca compartir
aprendizajes y reflexiones colectivas de la
lucha emprendida el 1 de enero de 2012 por el
esclarecimiento y crimen de Jere, Mono y Patóm.
Una herramienta indispensable para reflexionar
sobre la crisis de violencia desatada en los
barrios ligada al conflicto narco y las
complicidades policiales, jurídicas, mediáticas
y políticas que lo hacen posible. La
presentación nos llenó de una profunda emoción,
de un dolor que está latente en cada asesinato
de pibes cuyos crímenes son perversamente
catalogados como “ajustes de cuentas”.
LEVÁNTENSE, POR JERE, MONO Y PATOM
Las últimas palabras de Eduardo Trasante, el
papá de Jere, punzan como puñales al momento de
escribir esta nota.
Creo, y estoy convencida, que es una de esas
postales que además de conmover hasta la médula,
se guarda en un feroz rincón de la memoria. Para
siempre.
-¡Levántese, por Jere, por Mono y por Patom!, –
gritó su voz afónica y temblorosa. Como pudo, el
grito de Eduardo apuñaló el aire silencioso de
una aturdida mañana de jueves, en uno de los
lugares más transitados de la ciudad: los
Tribunales Provinciales.
-Va a llegar un día en que vamos a llorar, pero
de alegría por ver que todo lo que hemos
invertido ha traído su fruto. Hoy me desperté
con una imagen: mi hijo murió en el piso pero yo
me voy a mantener de pie por la memoria de Jere,
Mono y Patom , hasta que logremos alcanzar la
victoria por la cual caminamos estos 20 meses y
todos los meses que resten, por ellos, y por
todos lo que no tienen nombre, porque quedaron
encasillados y encajonados. ¡Levántense por
todos nuestros pibes!.- alentó. Frente a él,
decenas de pibitos gritaban ¡“Presente”!
Después llegó el instante de la mística. Los
jóvenes del Frente Darío Santillan desplegaron
una enorme bandera sobre las escalinatas de los
Tribunales, siempre custodiadas por personal
policial.
En un furioso trapo rojo, aparece dibujada la
colosal sonrisa de Jeremías, Adrian y Claudio.
NUNCA ESTUVIERON EN EL LUGAR EQUIVOCADO
Uno de los jóvenes del Frente comenzó a
pronunciar intensas palabras al viento:
“Ellos nunca podían estar en el lugar
equivocado, ellos estuvieron siempre ahí. Se
criaron ahí, porque ese era su lugar, su barrio.
Las balas no borran las historias de la gente,
no matan la memoria de los momentos compartidos.
Es por eso que cuando mataron a los pibes, lo
que más dolió no es que fueran inocentes.
Inocentes es un nombre que le ponen los juzgados
haciendo suponer que había otros que merecían
ser asesinados, cuando en realidad nadie merece
que lo maten. Lo que más dolió fue que los pibes
no murieron en su ley. Ellos luchaban para
cambiar la realidad en que vivían, ellos no
querían matar, ellos no tenían esos códigos. Hoy
las caras sonrientes de los pibes de Moreno
renacen por todo el país, en remeras, pancartas
y afiches. Pero lo más importante es la
multiplicación de su ejemplo. Todos los días, se
siguen organizando más y más pibes. El asesinato
nos hirvió la sangre, y nos hizo seguir
militando por más y más pibes: por Luciano
Arruga, por Mariano Ferreyra, por Marita Verón,
por Darío y Maxi, por todos los sin nombre que
encontraron la muerte en manos de un narco o un
policía.”
Una compañera entonaba con su guitarra suaves
acordes cargados de dolor. En otra punta, se
escuchaban bocanas de disparos de fogueo,
simulando, quizá, aquellos que de verdad suenan
cada vez que muere un pibe en los barrios
periféricos de Rosario.
Así parecen ser las místicas que los jóvenes del
Frente Darío Santillán realizan para unirse aún
más, o para intentar escribir un relato en carne
viva, como el que aportaron al libro “Soldaditos
de Nadie”, recordando al Jere, Mono y Patom.
Con el sufrimiento de haber perdido tres
compañeros de militancia, tienen claro que
seguir es la única manera de enfrentar la
injusticia: “Los que lo conocimos tenemos la
certeza que los seguiremos encontrando en la
canchita de Moreno, en un corte de calle,
cantando muy mal o bailando cumbia cruzada”.
SOLDADITOS DE NADIE: CRÓNICA DE UNA LUCHA
La concreción de un libro es una manera de
volver a nacer. Una aparición. Un revivir que en
su trascendencia, alienta esperanzas.
Multiplica el decir y el pensamiento.
“Soldaditos de nadie, Jere, Mono y Patóm,
crónica de una lucha”, significa eso y mucho
más. Es tal vez, el arma más enérgica que hoy
tiene la militancia entre sus manos. Es, ante
todo, un tremendo trabajo colectivo.
Las balas que tiraron contra los cuerpos de los
pibes, vuelve recargada en palabras y
sentimientos, en una llamarada de gritos que
además de exigir justicia, genera poder popular.
El que se desparrama por las olvidadas canchitas
de fútbol sumergidas en los barrios o en cada
emprendimiento productivo que se levanta, por
los cientos de nombres de chicos asesinados en
Rosario, víctimas de las balas narco, de la
connivencia policial y de la inacción o acción
cómplice del gobierno provincial.
“Este libro es un intento por romper los relatos
hegemónicos de los poderosos que se benefician
con el actual orden de las cosas, empleando
nuestra arma más genuina: la verdad”, dice la
Editorial Puño y Letra, que desde hace dos años
se erige como un espacio totalmente autogestivo
apostando a la difícil y valorable tarea de
hacer editorialismo de base en Rosario.
El libro acaba de ser publicado y presentado
oficialmente en la sede de la Universidad, ante
una innumerable cantidad de personas, y tras
cumplirse 20 meses del Triple Crimen, frente a
los Tribunales Provinciales, el lugar elegido
por el Movimiento 26 de junio y sus familiares
para decir “no olvidamos”, los primeros días de
cada mes.
Patricio, integrante de la Editorial Puño y
Letra, explica: “Para nosotros tiene un
significado muy importante porque la idea
original era aportar una herramienta para poder
seguir profundizando los debates sociales que se
abren con la masacre de Moreno, y entendemos que
es una herramienta que aporta a eso: a pensar
cuales son los procesos históricos que llevan a
que la situación actual sea tal, y a la vez, a
cómo pensar desde abajo las alternativas para
superar las condiciones actuales de violencia
que se vive en las barriadas populares.”
“Soldaditos de nadie” tiene como imagen de tapa,
al Jere, Mono y Patom sentados en un banco
mirando hacia la canchita de Moreno; lugar de
encuentro indiscutido de los pibes del barrio y
-desde la fatídica madrugada del 1 de enero de
2012- el lugar donde también ser revive el
doloroso recuerdo del Triple Crimen. Allí fueron
acribillados mientras celebraban el fin de año.
Sus espaldas nos señalan algo: ellos están
sonriendo.
Dicen amigos y familiares que la sonrisa de Jere
era constante; “Al Jere lo veíamos venir y ya
nos reíamos”; que el aguante del Mono poniendo
el cuerpo, estando siempre donde más se lo
necesitaba, era una postal cotidiana: “No
importaba que cosa fuera la que se necesitaba el
loco estaba ahí”; que el Patom era un cuadro
político, preocupado por promover espacios para
los más pibes, por generar organización. Era
también, un gran bailarín de cumbia cruzada. “El
ejemplo que el Patom nos dejó es el de la
solidaridad y el compromiso”.
En cada página de este libro, las diferentes
maneras de ser de los tres pibes de Moreno
impregna el relato: la viva memoria de quienes
andaban junto a ellos, soñando, bailando,
cantando muy mal, y, sobretodo, peleándola todos
los días para intentar torcerle el brazo al
millonario negocio del narcotráfico, el que se
lleva la vida de cientos de jóvenes asesinados
en supuestos “ajustes de cuentas” que no son
tales. Que nunca lo fueron.
VOCES DESDE ADENTRO
Nos cuenta Patricio: “El libro lo pensamos
directamente el 1 de enero. ¿Cómo podíamos desde
la Editorial aportar al proceso de lucha que se
venía generando con movilizaciones todos los
meses?. Por un lado, evaluamos si podíamos
acompañar realmente el proceso, y por otra
parte, cuál era el momento ideal para parar la
pelota y reflexionar sobre lo que se venía
abriendo a partir del Triple Crimen, y ese
momento fue a fin de año pasado. Lo propusimos
al Movimiento 26 de junio para pensar juntos el
libro, y a partir de allí, nos reunimos
semanalmente para comenzar a trabajarlo, para
recuperar todo lo que destapó el triple crimen,
recuperar las enseñanzas y aprendizajes que
dejaba ese saldo trágico de muerte joven que se
vive en la periferia de los barrios de Rosario.”
El libro contribuye a entender el proceso de
lucha que se dio el M26, y también, a visualizar
el complejo entramado de complicidades,
silenciamientos y acciones que operaron a nivel
político, policial, mediático y judicial.
La periodista Nadia Fink aporta su mirada sobre
el rol que cumplieron los medios masivos y
alternativos en la difusión y tratamiento del
Triple Crimen: bajo la denominación de “ajustes
de cuentas” que los medios hegemónicos habían
reproducido durante las primeras horas del
triple crimen “habían sido silenciados más 140
asesinatos de otros pibes como ellos durante el
2011 (…) El ajuste de cuentas sirvió como forma
de estigmatizar a las víctimas (…)”; escribe en
un interesante artículo que realza también, la
importancia de los medios populares y la
honestidad de periodistas quienes, trabajando en
los medios masivos, se comprometen con la
verdad.
Además, hay una entrevista realizada a Enrique
Font sobre las vinculaciones del poder político
y la policía santafesina, las políticas de
seguridad y la necesaria y aun pendiente reforma
policial.
Por su parte, Carlos Del Frade, integrante de la
Comisión Investigadora del Triple Crimen, devela
en una investigación histórica, las relaciones
que encubren estos asesinatos, de los vínculos
entre bandas narco y la policía y de la
presencia corrupta del Estado en los barrios.
El análisis del accionar del poder judicial
“casi siempre jugando un rol junto a los
victimarios y no junto las víctimas de esta
tragedia” y de cómo fue avanzando la causa, está
a cargo de la abogada y militante Jesica Venturi.
La justicia ya confirmó la elevación a juicio
oral y público de la causa del Triple Crimen,
aunque todavía no hay fecha cierta de comienzo.
Cinco son los imputados en el hecho: Sergio
“Quemado” Rodriguez, Daniel “Teletubi” Delgado,
Brian “Damiancito” Romero, Brian “Pescadito”
Sprio y Mauricio Ezequiel Palavecino. “Nosotros
nunca pedimos venganza, sino justicia”, dijo
Jésica frente a los Tribunales. “Memoria, Verdad
y justicia”, que tanto identifican a los
organismos de Derechos Humanos y a las
organizaciones sociales que estamos acá son
palabras que nos unen e identifican esta lucha
genuina.”
El difícil acceso a la justicia para los
sectores más postergados de la sociedad es una
invariable que desnuda la desigualdad del
sistema.
Señala Jésica: “Cuando estábamos velando a
nuestros compañeros, al Patom y al Jere, el
velatorio del Mono se tuvo que demorar mucho
porque no había médicos suficientes para firmar
los papeles, se hablaba de los antecedentes
penales de los pibes. Eso profundizaba el dolor,
la bronca y la indignación y fue ahí cuando
sentimos el deber de salir con un comunicado
para salvar la memoria de los chicos. El juez
(Caterina) ya había cerrado la idea de que se
trataba de un ajuste de cuentas. Siempre
quisimos dejar en claro que los chicos no eran
soldaditos de nadie, que apostaban a un proyecto
de vida diferente. Hoy, de cara al juicio oral y
público, necesitamos mantener muy viva esta
lucha, porque necesitamos que quienes vengan a
declarar lo puedan hacer libremente, necesitamos
que sean cuidados y respetados. Sabemos que
también los abogados que representan al Quemado
Rodriguez y su banda se sienten intocables, y
necesitamos que les pongan límites. Ellos muchas
veces, basándose en el derecho de defensa,
traspasan todos los límites, y por eso hoy más
que nunca necesitamos que nos acompañen para que
haya un juicio justo. Acá no hay chivos
expiatorios, sino que hay 5 acusados en base a
pruebas que son contundentes. La defensa, una
vez más, lo que va a buscar es plantear
nulidades, desacreditar testimonios, y eso es lo
que no podemos permitir, que justamente se sigan
moviendo como lo hacen hasta ahora. Tenemos que
seguir en la calle, ahora más que nunca”.
Frente al juicio que se avecina, desde el
Movimiento 26 de junio sostienen que “no se
trata sólo de buscar Justicia para el Jere, el
Mono y el Patóm, sino a su vez de hacer mella en
una sociedad que nunca más debería permitir
tanto derramamiento de sangre joven”.
El libro cuenta con una segunda parte “que es un
trabajo de archivo que intenta recuperar todo lo
que se produjo a partir del triple crimen: notas
periodísticas, comunicados de organizaciones,
declaraciones, etc, todo lo que fue apareciendo
en la agenda pública”, remarca la Editorial.
Estos testimonios trazan una línea histórica que
hila el largo derrotero de un movimiento social
que se propuso como premisa, revertir el ya
signado camino de la injusticia social.
EL IDIOMA DE LOS SENTIMIENTOS
En lo que va del año, ya se registraron 156
homicidios en Rosario. Casi todos, ocurren en la
periferia rosarina. Casi todos son catalogados
como “crímenes entre vecinos” o –decíamos-
“ajustes de cuentas”. En casi todos, las
víctimas son jóvenes y varones. Estas son las
cifras dolosas que marcan una curva ascendente
de la violencia en Rosario. Detrás, están las
historias de vida.
Los sentimientos.
El triple crimen marcó un antes y después. Un
punto de inflexión. Visibilizó lo que ocurría en
el territorio: la disputa de las bandas narcos,
la lucha desigual de quienes apuestan a generar
proyectos colectivos, de inclusión y solidariad
y, como dice Carlos Del Frade, la presencia
corrupta del Estado a través de sus corruptas
fuerzas de seguridad. Pero también, dio cuenta
de aquello que no se habla: del gran flujo de
dinero fresco que produce el narcotráfico y que
encuentra no ya en la periferia sino en pleno
centro rosarino, su máxima expresión. La ruta
del dinero ilegal, que debe ser buscada en las
zonas más caras de Rosario, tiene como
consecuencia más dolorosa el saldo creciente de
muertes jóvenes.
Frente a esto, no doblegarse fue la insistente y
repetida consigna de todos y cada uno de los
militantes del M26 junio. Es que no podían.
“Flaquear era indamisible”. Sobre el lomo recaía
la enorme responsabilidad de buscar justicia y
además, de contener el dolor inenarrable de los
familiares: de Lita, de Eduardo, de Killer, de
hermanos y amigos de Jere, Mono y Patom.
Así lo cuenta Pitu Salinas: “Nos cuesta hablar
de esta lucha, porque son nombres propios que
nos duelen en el alma porque eran por sobre
todas las cosas tres amigos que perdimos en este
camino. Desde los mismos entornos populares que
son siempre ni más ni menos que los que ponen
los muertos y los asesinos, hayamos podido
ponerles 3 nombres a un ejemplo de juventud que
muchas veces trata de invisibilizarse porque
verdaderamente hay quienes no les conviene que
pibes como Jere, Mono y Patom se multipliquen en
todos los barrios, nos llena de orgullo. Ellos
también dan testimonio de esa otra realidad que
habita en los barrios y que es mucho más digna
que cualquier otra.”
En el libro, Pitu es el encargado de cerrar con
un sentido epílogo que desnuda algo tan
dolorosamente íntimo como lo es la pérdida de un
amigo, por sobre todas las cosas. “Nos quedó el
vacío de no poder encontrar una media excusa
entre la militancia y algo más que eso. Con los
pibes, hacer una reunión para preparar un viaje
era la excusa para tomarse una Coca y hablar del
fin de semana, tan simple como eso. Y
lamentablemente sin eso también nos dejaron”.
Tal vez como pretexto; tal vez como excusa: el
epílogo de “Soldaditos de Nadie” es un volver a
pasar por el corazón, por los sentimientos que
tanto duelen en el cuerpo. Por los recuerdos que
tanta falta hacen, cada vez que nos quedamos sin
aire.
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