Por Pablo Álvarez / 26 de Septiembre de 2013
EN EL NOMBRE DEL PADRE
ALICIA BERNAL Y LA HISTORIA DE TITO MESSIEZ
En el marco de la Causa Guerrieri II, por
delitos de Lesa Humanidad, que se están llevando
adelante en los Tribunales Federales de Rosario,
este 26 de septiembre, desde muy tempranito nos
congregamos a esperar el testimonio de Alicia
Bernal, histórica y persistente luchadora por
los Derechos Humanos, querellante en la causa
por el secuestro y desaparición de su padre,
Rubén Oscar "Tito" Messiez, militante del
Partido Comunista, desaparecido el 22 de agosto
de 1977 tras ser secuestrado en pleno centro
rosarino, frente a la facultad de Humanidades y
Artes. Allí estuvimos, frente a las puertas de
Tribunales Federales del Boulevard Oroño 940, en
el aguante que persiste en cada jornada en que
se desarrollan las audiencias, y amanecen con el
acompañamiento y abrazo a los testigos que una
vez más, como sucede desde hace más de 30 años,
vuelven a relatar las historias vividas entre la
resistencia y el horror. Reproducimos un
fragmento del testimonio, con la propia voz de
Alicia que da cuenta de la presencia de Tito
Messiez y de toda una generación, que sigue
trascendiendo a la muerte.
Audio: Alicia Bernal
Desde el año 1961, cuando Alicia Bernal apenas
asomaba a los 3 años de edad, su madre, Susana
Osés, formaba pareja con Rubén Fernando Oscar
Messiez. Desde ese mismo momento -cuenta Alicia-
se convierte en su padre y establecen un vínculo
indestructible, que se desarrolló en los
siguientes 16 años, hasta el secuestro de
Messiez, que se produce un 22 de agosto de 1977.
El relato comienza, de cara a los jueces, y da
cuenta del modo en que la sangre, que no está
solo en las venas, construye lazos que no
necesitan papeles que acrediten un parentezco.
El amor se fortaleció más allá de los cortos
años en que tuvieron una posibilidad de vida
juntos, y nada mejor podría acreditar ese
torrente de amor que el hecho de que Alicia, 36
años después, esté sentada frente al Tribunal
para dar una vez más su testimonio como
querellante, en el expediente que junto a su
madre abrieron un 24 de marzo del año 2004, que
investiga lo sucedido a partir del secuestro de
Rubén Oscar "Tito" Messiez.
Alicia Bernal es una de las referentes de la
Comisión Antirrepresiva y por los Derechos
Humanos (CDH) y desde hace décadas, transitando
diferentes espacios, forma parte de la pelea
enorme de los organismos que pelean por la
memoria, verdad y justicia, y por hacer presente
esa justicia en el presente. A partir de la
segunda mitad de la década del '90 entre
escraches en investigaciones, Alicia compartió y
generó junto a otros los espacios necesarios
para construir los fundamentos en los cuales se
sostienen hoy los Juicios a lo largo nuestro
país.
"Lo que pasa con la verdad, es que simplemente
es", decían Susana Osés y Alicia Bernal, en un
documento que daban a conocer en septiembre de
2004, el mismo año en que se presentaban como
querellantes frente a la desaparición de Tito
Messiez.
En ese mismo documento, que desarrolla la
historia de Oscar Tito Messiez, también daban
cuenta de la Ordenanza 2701/003, que sancionaba
el Concejo Municipal de Granadero Baigorria para
expropiar el centro clandestino de detención
conocido como La Calamita, ubicado en la zona
sur de Granadero Baigorria.
Allí mismo, Alicia Bernal y Susana Osés
compartían el "Manifiesto del inmortal", escrito
por Leandro Chernutti un 15 de noviembre de
1981.
**//**
MANIFIESTO DEL INMORTAL / Por Leandro
Chernutti Porque a pesar de todo seguimos
modelándonos,
nunca es tanta la muerte,
porque a pesar de muertos seguimos anotándonos
en recuerdos la suerte,
y somos el silencio que carcome las calles
por donde mandan ellos
-o se creen que mandan, "protegidos" del cielo-
pisando nuestra sangre.
Porque a pesar de todo seguimos comentándonos
no servimos de olvido:
porque a pesar del tiempo nos quedaron parientes
que nos reclaman vivos
y nos trazan la herencia que les quema las manos
-las que firman acuerdos
donde no figuramos aunque estemos presentes
mostrando nuestra sangre-.
Porque a pesar de todo se les va de las manos
con nosotros la historia.
Porque a razón de miles de deudos incansables
se nos sigue nombrando,
y aún desde la tierra, anónima y poblada,
o el barro del estuario
donde todos sabemos que moran nuestros cuerpos,
seguimos asistiendo
a los salones pulcros donde pasan las horas
y ellos buscan la vuelta,
y eludir nuestras voces que tienen la palabra
y aturden sus proyectos.
Porque a pesar de todo no prosperan acuerdos
si no estamos nosotros.
Y estamos en el diario, aunque no nos publiquen,
y en el hambre indexado,
y en los diez mandamientos detrás de la
decencia,
y en algunas canciones
que penetran sus tímpanos y entonces las
prohíben.
O cren que las prohíben.
Porque a pesar de todo es peor para ellos
que nos sepamos muertos,
porque muertos nosotros seguimos empujando
y ellos cuando mueren
se terminan de un golpe, se transforman en nada:
fastuosos mausoleos
les adornan la inútil patraña a sus muertes.
Y nosotros tenemos por lápida la vida
encaramada al viento
que reparte la lluvia de nuestra sangre cielo
en pájaros de hierro.
Porque a pesar de todo somos muertos activos,
estamos en las lágrimas
estamos en las pieles curtidas del asombro,
en el cine, en la cama,
en las reuniones limpias del pueblo con
nosotros,
invitados, presentes.
Porque a pesar de todo la historia no es pasado,
y escribirla no sirve:
si nosotros sabemos cuándo la embarazamos…
y cuándo ha de parirnos.
Y allí, a pesar de nada, ellos estarán muertos.
Sin reclamos ni pausas.
Sin orgullo ni lucha, sencillamente muertos.