Por María Cruz Ciarniello / 8 de Noviembre de
2013
ROSARIO: EMOTIVA MARCHA EN LUDUEÑA
UN PACTO PARA VIVIR
Ludueña marchó para pedir Justicia por Gabriel
Aguirrez, y por tantos pibes asesinados en los
arrabales de una provincia saqueada que sigue
pagando con sangre los negocios del poder. La
convocatoria partió de la escuela Luisa Mora de
Olguin, en el corazón de ese barrio rosarino,
hasta llegar a la Comisaría 12, y finalizar con
un emotivo acto en la Plaza Pocho Lepratti.
Inmenso dolor, gigantesca movilización
protagonizada por familiares y amigos de
Gabriel, vecinxs de Ludueña, docentes y
militantes sociales. Un gigantesco caracol de
urgencias, necesidades y deseos, que busca -como
se dijo en la marcha- "un pacto para vivir. Por
Gaby, pero también por muchos otros".
Camino por las calles de Ludueña, a poquitos
metros de donde se encuentra la escuela en la
que cientos de pibes juegan, estudian y forman
parte de una fenomenal orquesta juvenil. Allí,
las ilusiones se pintan en las paredes y suenan
junto al acorde de un violín o violonchelo. Allí
también se respira la injusticia y el dolor que
dejó el velatorio de uno de sus chicos.
Con el rebote de la resaca eleccionaria en la
cabeza, siento el revés de la hipocresía.
Miro al frente y la veo a Ada desconsolada. No
para de llorar, pero camina, y como puede,
sostiene la bandera que pide Justicia por su
hijo. Gabriel Aguirrez tenía 13 años y fue
acribillado la tarde del domingo, después del
clásico entre Nob y Central.
No me animo a robarles palabras. Es tanto el
llanto, que solo atino a mirarla de lejos. A
quedarme detenida en esos abrazos que la
acompañan, en esas caricias que los suyos le
acercan a modo de consuelo.
-¿Por qué a él, porque a vos Gaby? Trece años
tenías. Tu sonrisa, tu alegría era la llave que
abría corazones. Los que te conocíamos nos
quedamos rotos, desmembrados, sin aliento, ante
la ausencia de tu sonrisa, ante el absurdo de tu
partida. Nos robaron tu alegría, nos arrebataron
tu presencia- escucho entre un tremendo dolor.
Son las voces de quienes aman a Gaby: su
familia. De quienes leen, como pueden, el
documento central de la marcha.
Entre el sollozo de un barrio desolado, no dejo
de pensar en las nefastas palabras del actual
gobernador Bonfatti. Y enseguida levanto la
vista y veo la bandera sostenida por sus amigos
que dice: "Gabi no era un hecho menor".
¿Quién entenderá del enorme dolor que se siente
en Ludueña por estas horas? Gaby cursaba el
séptimo grado en la Escuela Luisa Mora de Olguin
y planeaba su viaje de estudios. Tenía sueños y
proyectos, ganas de jugar, tocar música y
divertirse con amigos. Eso que hacen, o deberían
hacer, los pibes de su edad.
A Gaby lo mataron en las calles de su barrio.
Por esas mismas calles, la policía le gatilló a
Brian y los narcos le quitaron la vida a
Mercedes.
-Hoy tu ausencia nos convoca y estamos acá por
vos, y el mejor homenaje que podemos brindarte
es decir basta, nunca más, en homenaje a tu
ausencia buscamos un pacto para vivir. Nos
duelen tantas lágrimas derramadas… nos duelen
los sonidos de las balas… Nos duele el bastardeo
que se le hace a la vida…
Las voces siguen girando. El patio de la escuela
está llena de chicos de todas las edades
preparándose para la marcha. La Murga de los
Trapos murguea por Gaby y por todos los pibxs
asesinados en nuestros barrios. "Buscamos un
pacto para vivir", dicen, como si en ese pacto
quedara sellada alguna posible esperanza de
cambiar el orden de la injusticia.
-Buscamos un pacto para vivir porque la vida se
nos fue, morimos un poco cada día cuando nos
quedamos sin sueños, porque con la panza vacía
no podemos soñar, porque tenemos derecho a vivir
dignamente…
La dignidad que le falta a muchos, está en los
ojos inyectados de los militantes sociales
quienes, en Ludueña y tantos barrios de Rosario,
le ponen el cuerpo a las balas. Así murió
Mercedes Delgado, presa de una balacera de
bandas narcos que se disputan los territorios
bajo la mirada cómplice del poder político y
judicial.
-Nuestra vida no es digna si tenemos que esperar
durante horas para ser atendidos por un médico,
cuando vemos la carita de otros hijos o mujeres
golpeadas, marcadas por el signo de la
violencia, la vida se vuelve una carga cuando
tenemos que embarrarnos hasta las piernas para
salir de la casa tras una lluvia, cuando vivís
amontonado bajo 4 chapas, cuando el único patio
para jugar son las vías del tren, cuando la
educación se vuelve el privilegio de unos pocos,
cuando te gana el miedo de salir a la calle de
noche y cuando la yuta te para solo por
portación de cara. La vida ya no vale nada
cuando buscamos el olvido de nuestro infierno en
el infierno de la droga. La dignidad se vuelve
imposible cuando es tan sencillo comprarla. Hoy
estamos por vos Gaby, pero también por muchos
otros. Ningún pibe nace choro…
Rodrigo Bichito Gauna, Lucas, el Bodegón de
Pocho, Lili, Derna, los docentes de la Escuela
Luisa Mora de Olguín, Néstor del Movimiento
Padre Mugica, el Padre Montaldo, Varón, la
Pocilga, Miltón, Mary, la mamá de Vanesa Celma,
y tantos que no conozco, están allí, escuchando
cada palabra que se pronuncia por el micrófono
abierto de la plaza Pocho Lepratti. Algunos
lloran, otros se aferran a la guitarra para
cantar y redimir el dolor. Para abrir el pecho y
abrazar la esperanza.
Las madres con sus bebés en brazos se secan las
lágrimas como pueden.
De a ratos, sucumbe el silencio.
Y es en este instante, cuando esa misma voz que
grita por Gabriel, empieza a gritar por todos.
Nombre tras nombre. Cada vez más fuerte. Pibes y
pibas que nos faltan. Un aplauso cerrado y
doloroso. Basta de perder pibes bajo el absurdo
de un plomo. Hoy cada barrio está marcado.
Reclamamos a los políticos poder tener una vida
digna: vivienda, luz, cloacas, tendido eléctrico
para nuestros barrios… que no nos proporcionen
subsidios, sino trabajo estable para que podamos
comer en nuestras casas, con nuestros hijos, sin
la necesidad de mandarlos a comedores ó a estar
expectantes de un bolsón de comida…Que una vida
digna, sin balas, sin drogas, sea una realidad,
y no una utopía que nos empuja a reclamar por
las calles…
Luego de escuchar propuestas políticas a
destajo, habrá que tomar nota de las acciones de
quienes fueron elegidos con el voto. De este
gobierno provincial que nada hace por los pibes
en los barrios, mientras las cifras de
asesinatos aumentan en Rosario.
Mientras tanto, hoy la plaza duele como nunca, o
quizá, como cuando las balas de la policía de
Reuteman se llevaron al Pocho. De ese crimen,
brotó una gigantesca fiesta popular.
Tantas veces estuvimos celebrando el cumple de
Pocho, con la misma sensación de vacío pero con
ese fuego que por dentro quema y renace. Pero
hoy, sin embargo, creo que solo cabe el
sufrimiento en el aire de esta plaza.
Los pibitos ni siquiera corren. Caminan a paso
lento, recordando a Gabriel.
La marcha partió desde la puerta de la Escuela,
frente al comedor del Padre Montaldo, hasta la
Comisaría 12 donde se hizo un alto para gritarle
a la policía que Gaby está más presente que
nunca. La misma policía que verduguea a los
pibes, que se jacta de su gatillo fácil, que
coimea y conoce cada uno de los búnkers que se
apilan en los barrios, porque ella es parte del
negocio. Esa misma es la que hoy investiga el
asesinato de Gabriel.
-Venimos desde el año 95 perdiendo gente amiga.
Es emocionante la cantidad de gente que hay, y
lamentable a la vez. Me gustaría empezar a
juntarnos cuando vamos ganando a los pibes, no
cuando se van. El Estado está ausente en sus
tres niveles. No tenemos una puta respuesta a
nada. Y es lamentable pensar que el próximo pibe
que enterremos no sabemos qué edad va a tener.
Gaby tenía 13 años, toda una vida por vivir- nos
dice Bichito, un referente en Ludueña.
Más tarde, leerá frente a todos lo que escribió
cuando asesinaron a Mercedes Delgado.
"No sé si quiero que Mercedes se encuentre con
el Pocho en el cielo. No sé si quiero que Javier
se encuentre con el Pocho en el cielo. No sé si
quiero que el Bebo se encuentre con el Pocho en
el cielo. No sé si quiero que el Garufa se
encuentre con el Pocho en el cielo. No sé si
quiero que El vieja se encuentre con el Pocho en
el cielo. No sé si quiero que Joselo y el Gordo
se encuentren con el Pocho en el cielo. No sé si
quiero que el Tronqui se encuentre con el Pocho
en el cielo. No sé si quiero que Caray se
encuentre con el Pocho en el cielo. Lo que sí
estoy seguro, con el permiso de familiares y
amigos, que se junten por allá en el cielo, para
hacer una asamblea para debatir qué mierda está
pasando en la tierra. Espero que convoquen al
maestro que perdió la vida en Neuquén, al
estudiante de Buenos Aires, a los dos pibes que
se fueron de Avellaneda, a los cumpas del
Mocase, a los Qom, a los tres pibes del Moreno,
Luciano Arruga, Julio López y también a muchos
que no me acuerdo y a todos esos que se fueron
el 19 y 20 de 2001, a los de Cromañon, a los
muertos que no vemos y a los que se mueren por
el gatillo fácil".
Al finalizar, siguió apretando ese papel
arrugado donde lleva sus escritos, y continuó:
"Son inentendibles las caricias cuando ven a sus
hermanos mayores llorando en el velorio, cuando
los padres no deberían estar en el velorio de
sus hijos. Es muy jodido tratar de entender por
qué mierda matan tanto a nuestros pibes con
tanta mierda, como la falopa, discriminación,
con la falta de todos los recursos, con el
impedimento a soñar, jugar, reir, saltar ¿Por
qué? Es muy triste festejar un cumpleaños sin el
cumpleañero. ¿Cuándo vamos a terminar con todo
esto? ¿Cuándo se van a hacer cargo de todo esto,
los diferentes Estados? ¿Nos vamos a hacer cargo
alguna vez como sociedad y vamos a garantizar
que la niñez vuelva a ser niñez, donde los pibes
puedan volver a soñar y recuperar un poco su
inocencia? Es una puta mierda todo esto".
Qué vacías quedan las victorias y derrotas
partidarias cuando la muerte parece resultar
indiferente. Si cruzamos los boulevares, si nos
adentramos en esas calles anchas donde
diariamente se pelea la subsistencia en los
barrios, cualquier balance se esfuma en el
desconsuelo de la indiferencia o en la voz de la
seguridad que clama por una selecta parte de
esta sociedad.
La otra, se organiza como puede.
Sin la presencia del Estado, o con su presencia
corrupta a través de sus corruptas fuerzas de
seguridad, los barrios en Rosario, intentan
resistir.
Aunque tengan el alma destrozada.
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Imagen y publicación original: enREDando.org.ar
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