Por Grupo Editor / 23 de Diciembre de 2013
RESTITUCIÓN DE LOS BIENES DE LA VIGIL
LA PERSISTENCIA DE LA UTOPÍA
El sábado 7 de diciembre fue un día histórico.
El acto de restitución de los bienes de la
Biblioteca Vigil fue una fiesta. Socios,
directivos de Comisión Directiva, militantes y
vecinos de Tablada se encontraron para celebrar
un sueño cumplido. La actual Comisión Directiva
recuperó gran parte de los bienes edilicios de
lo que fuera la Biblioteca Vigil, libros,
mobiliarios y un espacio donde todo está por
hacer. Esta alegría hecha de sueños por
completar, material de memoria y futuro, fue
resumida por nuestras queridas Madres de Plaza
25 de Mayo en las palabras de Norma Vermeullen:
"estamos profundamente felices de que, por fin,
se recuperara la Biblioteca Vigil, que durante
años trabajó para la comunidad, lo cual era una
materia pendiente. Lamentablemente tuvieron que
pasar muchos años para que esto se convierta en
una realidad". Y al mismo tiempo, Norma lamentó
"que uno de sus hacedores y luchadores, como fue
Rubén Naranjo, no ha podido estar. Pero desde
algún lugar lo estará viendo y compartiendo esta
felicidad. Gracias Rubén, por tu enseñanza y
acompañamiento. Nunca te olvidaremos".
Compartimos la notable crónica de María Cruz
Ciarniello.
VIGIL: SUEÑO CUMPLIDO / Por María Cruz
Ciarniello
“Hablo de mí, cualquiera se da cuenta,
pero ya llevo tiempo sabiendo que en el mí estás
vos también”.
Julio Cortázar
La ví y no dude: su cuerpo habla con cada uno de
sus gestos.
¿Qué dice? Es una mezcla de sensaciones de todo
tipo. Alegría, exaltación. Tristeza, desazón.
Esperanza.
Su mirada, sus ojos y sus manos no pueden creer
lo que ven ni lo que tocan.
La historia de Norma Marinelli puede ser la de
cualquier otra. Son muchas las que caminan por
el edificio abandonado de lo que fue la
Biblioteca Vigil, o de lo que será la Vigil.
Ella habla y lo que dice -en palabras y en
actos- es el significado más tangible del
proyecto de educación popular más importante que
tuvo el país.
Cuando era adolescente, Norma estudió en la
Gloriosa Vigil, como le dice.
Fue testigo del saqueo. De cómo una mañana del
25 de febrero de 1977, los militares irrumpieron
en su escuela de barrio Tablada para comenzar,
literalmente, la destrucción. Más de 40 mil
libros quemados. Un saqueo sistemático de sus
bienes.
Desaparición de alumnos, maestras y socios.
Duele. Vigil duele y al mismo tiempo, alimenta
un sueño.
Norma es una ex alumna de la sexta promoción de
la escuela secundaria.
-Nos robaron y nos quitaron la alegría en el
barrio y de cada persona que podía compartir un
libro y que podía estudiar aunque no tuviera
medios. Y que podía estudiar el hijo del obrero
con el hijo del médico y no se notaba la
diferencia. La gente que pensó esta forma de
educación vanguardista ideó un sueño para
todos.-, dice.
Recorre los pasillos, los salones, toca los
libros y las paredes descascaradas, los muebles
originales que había en la biblioteca. La salita
vacía del jardín de infantes. Los ficheros en
desuso. Huele. Mira hacia algún lado y agradece,
como si en ese acto de fe estuviera concentrada
la ilusión de tantos, y de tanto tiempo.
Norma cuenta: “Yo soy hija de una de las vecinas
del barrio que comenzaron con la locura de estar
en un garaje en calle primero de mayo, juntando
libros, y después se transformó en este monstruo
que propició a través de ideas culturales y
económicas, con la venta de rifas a nivel
nacional. Creo que la semillita que nos
inculcaron todavía está en nosotros y la
transmitiremos a nuestros hijos y nuestros
nietos”.
Dice que la historia de la Vigil le dejo “una
marca tatuada”. No solo en la piel. Creo que esa
marca la tiene en el alma.
Norma llora, ríe, grita, abraza. Todas las
sensaciones juntas explotan en este día
histórico que no es solo para ella. Es historia
para cada una de las personas que tienen un
inmenso pedazo de su vida dibujada en la Vigil.
“A mí me tocó estar en segundo año mirando por
la ventana cuando vinieron los milicos e
invadieron toda la escuela. Y mi aula daba a la
calle. Tiraban los libros en el medio de la
calle y le prendían fuego”, cuenta con la voz
cada vez más débil por el nudo en la garganta.
Enseguida se recupera, y sigue: “Fue terrible.
Saquearon el museo nacional de ciencias
naturales que teníamos acá. Todo estaba
taxidermizado para que estuviera al alcance. Fue
un saqueo, una invasión”.
La Biblioteca Vigil supo tener más de 80 mil
volúmenes entre sus altas estanterías. La
Comisión Directiva logró recuperar 38 mil. “Me
encontré con la tristeza de haber visto cómo
está la biblioteca ahora y que faltan cosas
importantes. Cuando apenas le daban la llave de
donde estaba el Ministerio, parecía que había
pasado un tornado. Es como si solo hubiesen
ocupado un lugar que no les pertenecía y lo
hubieran ocupado hasta donde pudieran.”
Norma no encuentra explicación al abandono
material del edificio. O sí. “Acá se perdieron
vidas, ideas. En los años 60 ya se hablaba de la
teoría del conjunto y había regletas y a través
de eso se enseñaba a los alumnos. Molesta que
alguien cultive y que se enseñe a pensar”.
La Biblioteca no solo recupera inmuebles,
edificios, salones, libros. También restituye un
tremendo valor simbólico cultural para Barrio
Tablada. De ahora en más, queda todo por hacer.
“Es un desafío”, dice Norma. Sueña, proyecta, se
ilusiona con el trabajo voluntario de los
vecinos, de los jóvenes. Imagina una Vigil
renovada mientras se detiene en el recuerdo de
lo que fue. “Creo que se puede. Hay que
contagiar y hacer transfusiones de sangre de lo
que generó la Vigil. Siempre hace falta
espacios, y hay gente que quiere participar, que
quiere hacer cosas…”.
Y otra vez, como si ese lugar fuera algo más que
una foto imprescindible en su historia de vida,
vuelve a despertar las lágrimas que tiene
contenidas.“La Vigil me enseño a volar, a
imaginar, a ser creativo, a poder afrontar
situaciones difíciles, tuve muy buenos maestros,
como Rubén Naranjo, que fue el que hizo los
frizos, fue un tipo muy humanitario. Era mi
rector, y el tipo te ponía una mano en el hombro
y te trataba como un padre y te conocía y éramos
como 700 alumnos. Y de un día para el otro me
encontré con un tipo asqueroso. Y me quitaron
todo eso. Te hablo de mí, pero también te hablo
de todos.”
LA VIGIL VUELVE
La actual comisión directiva recupera los
bienes que pertenecían a la Biblioteca,
intervenida militarmente el 25 de febrero de
1977. De ahí en más, la historia fue de
destrucción y vaciamiento institucional.
Actualmente, la campaña de socios impulsada
logró afiliar a 700 personas. En su época de
esplendor, la Vigil supo tener más de 20 mil
asociados, 650 empleados y 3000 alumnos, un
observatorio astronómico, una editorial, una
mutual, 1 teatro, escuela secundaria, primaria y
jardín de infantes, una universidad popular, 4
filiales, 21 rifas, 50 hectáreas en Villa
Gobernador Gálvez, más de 1000 consultas diarias
y préstamos de libros. Luego de la ocupación
militar, los números duelen: 2 maestras
desaparecidas, 47,500 libros quemados por la
dictadura militar, 1 cooperador desaparecido, 17
socios desaparecidos, 1 alumna secundaria
desaparecida, 8 miembros de la comisión
directiva fallecidos, alrededor de 5 millones de
pesos rematados en bienes.
Tras 36 años de impunidad, Vigil vuelve a nacer.
En un acto jurídico formal, la provincia
restituyó mediante ley 13.306 lo que le
pertenece a sus socios: más de 30 mil metros
cubiertos, la media manzana completa entre
Perkins, Gaboto, Primero de Mayo y Alem y la
manzana donde se encuentran las escuelas
provinciales, Alem, Ayacucho, Virasoro y Galvez.
38 mil libros, mobiliario y parte del
Observatorio.
Celina Duri, actual vicepresidenta de la
Comisión, explica: “Se recuperaron muebles e
inmuebles que tenía en su propiedad la
provincia. Se cumplió el año que fijó la ley. Se
recuperan media manzana completa entre Perkins,
Gaboto, Primero de Mayo y Alem y la manzana
donde se encuentran las escuelas provinciales,
Alem, Ayacucho, Virasoro y Galvez, las escuelas
seguirán funcionando donde están, y acordamos el
alquiler del inmueble a la provincia. Hoy ya hay
talleres funcionando en el edificio donde
funcionaba el Ministerio, y ahora incorporamos
todo el edificio específico de Biblioteca, con
lo cual en febrero vamos a reabrirla, también
habrá actividades, talleres culturales, y
también tendremos a nuestro cargo la Sala Saulo
Benavente. Desde ya, nuestra política es
brindarle a las escuelas que funcionan en el
edificio el uso gratuitamente”.
Celina es hija de quien fuera presidente de la
Comisión cuando La Vigil fue intervenida
militarmente en el año 77, Augusto Duri.
Su historia personal también está enmarcada por
lo que fue el genocidio. Su papá fue secuestrado
y torturado en la Jefatura de policía de
Rosario. Celina fue interrogada por la patota de
Feced cuando apenas tenía 11 años. En el 2012, 6
miembros de la antigua Comisión Directiva
patrocinados por APDH Rosario, se presentaron
ante la Justicia en el marco de la causa Feced,
para iniciar la investigación por la comisión de
delitos de lesa humanidad cometidos en Vigil.
Roberto Frutos es el hijo del recordado
dirigente de la institución, el bibliotecario
Raúl Frutos, quien también fuera secuestrado
durante la dictadura.
“Todo ahora es a reconstruir. Esto se logro por
la lucha de mucha gente, durante mucho tiempo.
El objetivo era claro: la educación popular. Mi
viejo siempre se sentía orgulloso de poder
participar de un proyecto colectivo como éste,
más allá de su aporte personal. Al edificio de
la biblioteca no había vuelto a entrar desde la
época de la intervención, en el año 77 cuando
tenía 5 años. Había perdido algunos detalles
edilicios que me fui acordando a medida que fui
recorriendo los pisos. En mi vida particular, la
dictadura fue una marca muy fuerte. Vigil era un
hecho social muy importante, y nuestra vida
pasaba por la Vigil. Por la escuela, la colonia
de vacaciones, el camping en Villa Diego. Ya con
la intervención seguí hasta 1er grado hasta que
mi viejo fue detenido. Son muchos recuerdos
fuertes”, relata, mientras almorzamos en el
edificio donde funcionó el Ministerio de
Educación de Santa Fe.
Ahora, en este mismo espacio, se llevan a cabo
las jornadas culturales los días sábados, con
espectáculos, teatro, cine y muchísimas manos
dispuestas a colaborar. Roberto participa
activamente. Su vida sigue tan enlazada a Vigil,
como antes. “Colaboro donde haga falta. Hay que
seguir sumando gente. Se perdió muchísimo, pero
hay que ir de a poco.”
Con respecto a los inmuebles, aun hay una deuda
pendiente: las más de 30 hectáreas que tenía la
Vigil en Villa Gobernador Galvez. Roberto
aclara: “Funcionaba la colonia y esas tierras
estaban destinadas a un plan de viviendas
populares que la Vigil había empezado, y que
nunca se pudo concretar. Y después, tampoco se
hicieron y se terminaron vendiendo
fraudulentamente a Paladini, por ejemplo.
Entonces, ésto esta pendiente de una resolución
judicial. Y todavía quedan más de 20 hectáreas
que se querían seguir viviendo. Mi viejo siempre
decía que la democracia no había llegado a
Vigil. La democracia durante más de 30 años hizo
poco y nada por Vigil”
Marcelo Abaca preside la actual comisión
directiva. En sus palabras, además de aplomo,
hay luz. “Es un sueño cumplido”, señala. “Hace
10 años empezamos a trabajar por la
recuperación. Ahora tenemos que poner en marcha
estos espacios en función de los objetivo que
tiene Vigil: educación y cultura popular siempre
pensando en la gratuidad.”
Con respecto al estado de los inmuebles, Abaca
es contundente. “Todo está hecho un desastre. Ni
siquiera lo entregaron limpio. Pero eso no nos
detiene ni nos preocupa”.
También se refiere a las dos causas judiciales
en curso. Una de ellas, la que investiga los
delitos de lesa humanidad, en el marco de la
causa Feced, cometidos contra miembros de la
antigua comisión directiva. La otra, es la que
tiene como querellante a la institución, y cuya
investigación lleva adelante la fiscalía a cargo
del Dr. Gonzalo Stara. En esta causa se
investigan los delitos económicos cometidos
contra Vigil, bajo la figura de genocidio
cultural. “Ya declararon más de 60 testigos se
han ordenado medidas, como la incorporación de
todo el expediente de liquidación donde surge el
vaciamiento de la entidad. Se ha oficiado a
organismos del Estado provincial para que
informen quiénes fueron las personas que
figuraron a partir de un momento determinado en
la institución trabajando. Se están tomando
todas estas medidas para concluir después en la
imputación correspondiente y el pedido de
elevación a juicio”
“Lo que buscamos es definir a los responsables y
que paguen con las condenas correspondientes.
Por otro lado, se busca la reparación económica
a la entidad por el daño ocasionado. Pero hay
que definir el cuantum. Y además, dejar asentado
en la historia de la institución quienes fueron
los autores y cómplices del vaciamiento y
quienes se beneficiaron con los bienes de la
Vigil”. En una segunda etapa, “vamos a ir a
procurar los bienes que están en poder de otras
instituciones como la Municipalidad de Villa
Gobernador Gálvez y la empresa Paladini que
compra aproximadamente 10 hectáreas. Esto lo
vamos a plantear el año que viene”, remarca.
A Checha la encontramos dando vueltas por ese
lugar que es su casa. Sus ojos son una inyección
de fuerza. Es lo que sostiene casi todo. O todo.
Alienta la campaña de afiliación de socios. Se
enorgullece de la banda de jóvenes y artistas
que cada sábado le pone el cuerpo a la
recuperación de la Vigil. Sabe que la desolación
apenas se ingresa al edificio que ocupara el
Ministerio de Educación, es inmensa. Pero que
todo se colma de vida, lentamente. Que faltan
libros, muchísimos. Pero que hay 38 mil
restituidos. Y que el trabajo de actualización
va a ser intenso y constante.
“Estamos en ese camino”, señala. Y en ese andar,
está su cuerpo inagotable. “Todavía no caigo.
Acá ya hay bibliotecarios trabajando, haciendo
inventarios y viendo que hay que actualizar.
También estamos vinculándonos con Conabip”.
¿Qué dirá Checha Frutos de la Vigil? Años de su
vida allí dentro. Fue la primera bibliotecaria a
sueldo que tuvo la Biblioteca, con apenas 17
años. Hoy, Checha sonríe mucho más allá de lo
que puede la risa. Desafía los límites y avanza
en una recuperación parida desde abajo. Antonia
Frutos vuelve a renacer junto a la Vigil,
haciendo casi las mismas cosas que antes y de la
misma manera. Fichas de libros, papeles,
convocatorias. Como si el tiempo no
transcurriera o, en verdad, como si ese tiempo
transcurrido vuelva a ser de ella y vuelva a ser
de todos.
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Imagen: Archivo
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Crónica publicada en enREDando.
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