Entre el sueño
y la poesía
En
una fría mañana Matilde
nos recibe en su casa, para contarnos la historia
de su familia y de cómo un día
tuvo que reinventarse para volver a vivir,
en medio de la tristeza.
Profesora de letras, llegó
a ser preceptora de la Escuela Urquiza, donde
trabajó desde el año 69, hace
mucho tiempo soñó viajar al
sur con su marido, Fidel Toniolli, pero se
quedaron en Rosario donde vivieron con sus
dos hijos, Carlos y Eduardo.
Matilde Espinosa de Toniolli,
ese es su nombre completo, pero cada jueves
en la Plaza 25 de Mayo las Madres le dicen
la Chocha.
Matilde nos habla de Eduardo,
su hijo a quien llamaban el Negro,
nos cuenta de su militancia en la UES y de
las convicciones tan firmes que lo llevaban
a luchar por un mundo diferente: Con
la injusticia social yo no puedo vivir...,
le respondió un día cuando ella
no podía entender su elección
y quiso preguntar. Eduardo Toniolli fue uno
de los militantes montoneros desaparecidos
en el centro clandestino conocido como La
Quinta de Funes, aunque su secuestro se produjo
en Córdoba un 9 de febrero de 1977.
Cuando se llevaron
al Negro teníamos una rotisería
en Córdoba y Callao, que atendía
mi marido, un día vino alguien de Familiares
y nos dijo qué podíamos hacer
para reclamar por nuestro hijo.
Chocha nos habla de Fidel, nos cuenta cómo
después tomó la posta y se convirtió
en el Presidente de la agrupación Familiares,
también nos habla orgullosa de su nieto,
Eduardo, y de su militancia en H.I.J.O.S.
Entonces la soledad
huye despavorida, como cada jueves, porque
la tarde la encuentra girando, andando con
las Madres, en la Plaza...
A mi hijo
Eduardo en el día de su cumpleaños
No puedo conciliar el sueño
buscando el lugar apropiado
en donde pueda ofrendarte;
una flor.
Una flor para vos,
soldado del mundo,
que caíste en la gloriosa batalla
por lograr un mundo mejor.
Mas ya puedo romper el insomnio,
porque esa flor ya la tienes;
está en la madre que sufre,
en el joven que no se entrega,
en todos los obreros y en cada estudiante,
en el campesino, en el artista, en el
esclavo;
en todos y en cada uno
de los que van a cambiar la vida;
a vos... y a miles como vos
que dieron sus vidas por paz y justicia,
en cada minuto que pasa
y en cualquier lugar de la tierra,
ya en el profundo silencio de la derrota
o al son de los clarines del triunfo
te están brindando una flor.
Fidel Toniolli
Rosario,
noviembre 29 de 1986
|