El pájaro de la
triste canción
Desde aquella infancia
y sus calles de piedra, de sueños de
tango, de farolitos en la esquina y palabras
echadas a volar como barriletes sin piolín...
Elenita
nos lleva de viaje por unos cuantos arrabales,
por unas cuantas estaciones, de las que tienen
trenes, de las que tienen primaveras y otoños.
Desde su juventud bohemia
y soñadora, la pequeña docente
y escritora que trabajó junto a las
Hermanas Cossettini, nos cuenta de Gardel,
de sus amores con el poeta Raúl González
Tuñón, de su marido anarquista
y de sus hijos, Carlos y José.
Elena es Madre de la Plaza
y suele hacer magia con las palabras. Hace
ya unos cuantos años, en la Secretaría
de Cultura de la Municipalidad rosarina prometieron
editar "Todo te sobrevive",
así se titula su libro de poemas que
aún espera, donde rescata de la ausencia
a Carlitos, su hijo desaparecido.
Elena viene cada jueves
a la Plaza, contra el frío y el cansancio,
con sus 88 años y su rebeldía
intacta, con José, su hijo de risa
contagiosa y corazón futbolero, celebran
cada día la amistad la lucha y el encuentro.
Tantas
cosas
Sobre
unas hojas escritas
sobre el exacto sitio de un dibujo
sobre escarchas de sangre
sobre los ecos del tiempo
sobre el grito cayéndose a pedazos
sobre aquella memoria, abriéndose
en sus surcos
sobre la búsqueda, espejos fugitivos
sobre sus gestos de violines libres.
Vuelvo a sentir lo terrible.
Sobre
mi duelo, amanecer de peces vivos
sobre un inútil ruego de paredes
sobre la misma mesa puesta
sobre el aire de espumas y de brumas
sobre la capacidad de su belleza
sobre los fuegos, sobre lo visible
Vuelvo a sentir lo terrible.
Sobre
mis muchas esperanzas de pájaros
sobre mis seres queridos
sobre lo que advertí y no quise
perder
sobre las bocas, sobre los alientos
sobre los dientes abiertos
sobre los labios con hambre
sobre los gritos de alas que me rozan
hasta las uñas arrancadas, sensibles
Vuelvo a sentir lo terrible.
Elena
Lucas Belmont
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