Chiapas,
desde el vientre de la tierra
por Elena Belmont |
"Si
hay quien ha hecho de la pluma una espada,
que centellee el aire con su brillo, que señalando
nuestras heridas se ennoblezca, que nombrándonos
nos haga parte de un rompecabezas que mañana
será un mundo no falto de memoria ni
de vergüenza. Porque ambas, la memoria
y la vergüenza, son las que nos hacen
seres humanos.
Vale. Salud y que la pluma sea también
una espada, y que su filo corte el oscuro
muro por el que habrá de colarse el
mañana".
Subcomandante
Marcos. Octubre 2003.
Por un
lado el poder, la comida de sobra, la innoble
indiferencia. Por otro lado la miseria, el
que pide un bocado, el hambre, el que no tiene
nada. Estos últimos, desde el fondo
de las selvas, querían mostrar al mundo
el reverso de un país que deseaba pasar
al primer mundo queriendo tirar de un manotazo
aquella máscara que siempre había
cubierto tanta tragedia, tanta muerte. Así
revelaban no sólo la realidad de una
tierra sino la de América entera. Había
una realidad ensoñadora que sueña
donde lo mágico es tan real como el
hambre y así, básicamente, indígenas
y campesinos se rebelaron cansados de esperar
y esperar; tiraron por la borda sus pesadillas
aunque después siguieron en la misma
selva, en la misma noche, en el mismo árbol.
Todos y un solo cuerpo. No hay rostros, no
hay historias. Las mujeres cumplen su función.
Ellas fueron las mujeres negadas. Pero ellas
revolucionaron el interior del movimiento
no aceptando la degradación a que estaban
acostumbradas. Son ellas mujeres que aman,
odian y sufren. Son aventureras, locas, brujas,
soñadoras. Ellas escucharon su llamado
y con un intento estremecedor corrieron hacia
él. Rompieron con todo. Y aquellas
tierras arrasadas de miseria, quisieron ser
libres. El ejército aplastaba con sus
armas. El hambre hacía nacer el coraje
desde el centro mismo de la tierra y tal vez
se preguntaría ¿Dónde
está Dios? Este movimiento social,
como todos los movimientos sociales, se va
produciendo en las distintas etapas de la
historia. Existe un fuerte comportamiento
afectivo que entra en juego, planteándose
un cambio de la situación social, no
peleando contra bloques y estructuras como
un todo sino que se organizan estratégicamente
contra todo sistema de opresión, como
el caso de Chiapas o el caso de las Madres
de Plaza de Mayo, contra la opresión,
la dictadura, la muerte. O la lucha de los
Sin Tierra, intentando conseguir no solamente
un pedazo más de tierra para sí
mismos, sino el reconocimiento del derecho
a la tierra como un valor más universal.
Y en el fondo de todo hay algo como de perpetua
búsqueda. Todos buscamos algo disconformes
de nuestra condición humana, nos rebelamos,
nos abatimos, sufrimos, amamos, odiamos, peleamos.En
un espacio libre, tal vez dentro de nuestra
perpetua búsqueda, todo lo vemos como
si fuera un espejo. Un espejo que ha llorado
en la noche, y nosotros lo vivimos en una
dimensión de luz porque se acerca a
lo profundo nuestro, donde están las
cosas en una oscuridad que no se sabe lo que
es. El espejo se duplica en imágenes
en un autoengaño en que queremos sobrevivir.
Dime espejo: ¿Escuchas el ruido de
los hombres? Me haces temblar al solo pensamiento
de que caigas y tus pedazos rotos integren
este mundo. ¿Puedes integrar pedazos
de seres, pedazos de las guerras, de las revoluciones,
de las luchas sin cuartel? Me reproduzco en
tu frágil cristal en una geometría
de soles y sombras para decirte... ¡Hasta
siempre espejo! Y a todos los que luchan y
luchando circunscriben nuestras vidas, tan
fertilizadas con tantas palabras, decoradas
con las gotas de la lluvia, de la sonrisa,
de la sangre. Me despido entre esta libertad
de la fugacidad, de la dicha y la continuidad
de la esperanza de algún encanto, de
este dulce encanto que es la vida.
Tierra y
libertad
por Pablo Álvarez
Los números
del almanaque nos conducen esta vez
al sur de México, en el centro
del continente, y nos dice que el 10
de abril se cumplieron 85 años
de la muerte traicionera del jefe del
Ejército Libertador del Sur,
General Emiliano Zapata. El almanaque
se transforma entonces en un espejo
donde mirarnos. La historia de México
tiene la cara del presente de América
Latina. Hace 85 años la voz de
Zapata encendía llamas que nunca
dejaron de arder. El programa de reforma
agraria, contenido en el llamado Plan
de Ayala, contagiaba a millones de campesinos
que ponían el cuerpo y la sangre
por un futuro para todos.
En el sur más al sur de México
la figura de Zapata vuelve a erigirse
en la voz de los indígenas y
campesinos de Chiapas, que hacen girar
la rueda del sueño inconcluso.
"Nosotros -dice el Subcomandante
Marcos- los hijos de Zapata, no vinimos
a celebrar la muerte de Emiliano, sino
su lucha y su compromiso. La demanda
Zapatista de Tierra y Libertad sigue
sin ser cumplida y nuestros hermanos
campesinos de todo México siguen
en la pobreza en la que los condena
el supremo gobierno..."
Los rebeldes de Chiapas saben que para
parir un mundo nuevo es necesario entender
el tiempo y saben que para construir
ese mundo nuevo, donde quepan muchos
mundos, es importante mirar hacia dentro
y armarse también con las palabras...
Sáquese despacio ese amor que
le duele al respirar, sacúdalo
un poco para que despierte, lávelo
con cuidado...
|
volver
a Alapalabra Nº 2 . volver
a todas las tapas
|
. Ver
todas las tapas
. Año
II Nº 10 Octubre 2005
. Año
II Nº 9 Julio 2005
. Año
II Nº 8 Marzo 2005
. Año
II Nº 7 Febrero 2005
. Año
I Nº 6 Noviembre/Diciembre 2004
. Año
I Nº 5 Octubre 2004
. Año
I Nº 4 Agosto 2004
. Año
I Nº 3 Junio 2004
. Año
I Nº 2 Abril 2004
. Año
I Nº 1 Marzo 2004
|