Las órdenes de detención
libradas por el juez federal Omar Digerónimo
contra quienes participaron del terrorismo
de estado en el Segundo Cuerpo de Ejército
todavía no apunta a la genealogía
de la masacre: Ramón Genaro Díaz
Bessone. Detrás de Díaz Bessone
no solamente están los intereses de
los que encargaron la cacería humana
sino también las identidades de los
privilegiados del presente.
"Antes
que sea demasiado tarde", titulaba el
Partido Peronista Auténtico su solicitada
que apareció en el diario "La
Capital" el 1° de setiembre de 1975.
Exigía la renuncia de María
Estela Martínez de Perón "ya
que, al suplantar el programa de liberación
que el pueblo votó, ha perdido legitimidad
y sustento popular". Convocaba a elecciones
generales, pedía la derogación
de la legislación represiva, la libertad
de todos los presos políticos, gremiales
y estudiantiles; y exigía la "investigación
de las AAA y procesamiento de sus integrantes",
como también de "los delincuentes
económicos".
En los cines de la ciudad se estrenaba "La
Raulito", con Marilina Ross, y "Los
Irrompibles", protagonizada por los humoristas
uruguayos de "Hiperhumor".
Los obreros de Sulfacid, en Fray Luis Beltrán,
denunciaban la reiteración de amenazas
de muerte y represalias contra las familias
de los miembros de la comisión interna.
"Estos mercenarios, al servicio de otros
intereses que no son los de los trabajadores
quieren acallar y así conseguir que
el movimiento obrero cargue sobre sus espaldas
la crisis, la explotación y la desocupación",
decía el texto de la solicitada.
En Buenos Aires, el general de brigada Roberto
Eduardo Viola, ex comandante del II Cuerpo
de Ejército con asiento en Rosario
entre el 20 de mayo y el 29 de agosto de ese
año, asumía como nuevo jefe
del Estado Mayor General del Ejército.
Eran los primeros días de aquel setiembre
de 1975.
"Mis únicos jueces son Dios y
el pueblo. Si soy buena me quedaré
y si soy mala y no los sirvo, que gobierne
otro que pueda hacerlo ya que no estoy aferrada
al sillón de Rivadavia, y si el pueblo
juzga que ese sillón tiene que estar
vacío, sin mi presencia, que me lo
diga", dijo la todavía presidenta
María Estela Martínez de Perón.
Se informaba que en Tucumán "las
bajas de la guerrilla alcanzarían a
800". Sin embargo, el 25 de mayo de aquel
año el general Acdel Vilas aseguró
que "los guerrilleros muertos" no
eran más de 350. Comenzaba la inflación
de las cifras sobre la cantidad de "delincuentes
terroristas" en operaciones para justificar
el golpe que se venía preparando.
La
asunción de Díaz Bessone
"Es un compromiso de honor mantener muy
en alto la bandera que se me confía,
y conduciré a mis hombres guiándolos
siempre vigorosamente hacia adelante en el
resto del camino trazado por los comandantes
que me precedieron. Desde este momento me
constituyo en el único responsable
de las acciones de esta gran unidad de batalla.
Recalco bien, de las acciones, porque el Cuerpo
de Ejército Segundo no tendrá
omisiones, cumplirá su misión.
Esta responsabilidad no será jamás
delegada ni compartida", dijo el nuevo
comandante del II Cuerpo de Ejército,
general de brigada Ramón Genaro Díaz
Bessone, el 8 de setiembre de 1975. Estaba
en la plaza de armas del Batallón 121,
acompañado del jefe del ejército,
Jorge Rafael Videla, el todavía gobernador
por Santa Fe, Carlos Sylvestre Begnis, el
entonces ministro de Gobierno, Eduardo Enzo
Galaretto, y el intendente rosarino, Rodolfo
Ruggeri.
Díaz Bessone fue enérgico. Dijo
que asumía también "el
desprecio a quienes al amparo de la libertad
ganada por aquellas huestes tienen la osadía
de levantar sus miserables voces para renegar
de las banderas conquistadas y de las heroicas
muertes. Ellos no clavarán nunca su
magro estandarte sobre nuestra fortaleza".
Sostuvo que "los cuerpos extraños
serán expulsados por dura que deba
ser la cirugía. No permitiremos que
los extraviados puedan escribir la historia
de la desintegración nacional. En ello
va nuestro honor y el honor del ejército".
El
"honor" de Díaz Bessone
Elida Luna presentó ante la Justicia
federal santafesina una denuncia contra los
ex titulares del Comando del Segundo Cuerpo
de Ejército, Ramón Genaro Díaz
Bessone y Leopoldo Galtieri, por ser los responsables
de la desaparición seguida de tortura
y muerte de su anterior pareja, Daniel Gorosito.
El 18 de enero de 1976 fue secuestrado, en
Rosario, Daniel Gorosito, militante del Ejército
Revolucionario del Pueblo, por integrantes
de un grupo de tareas en el área jurisdiccional
del Comando del II Cuerpo de Ejército.
La unidad estaba bajo el mando del entonces
general de brigada Ramón Genaro Díaz
Bessone, actual profesor del Colegio Militar
de la Nación y presidente del Círculo
Militar. Gorosito fue remitido a los subsuelos
de la Jefatura de Policía de Rosario,
a las dependencias del Servicio de Informaciones,
en la ochava de San Lorenzo y Dorrego. Luego
de permanecer semanas enteras en medio de
sesiones de tortura con la aplicación
de picana y palizas permanentes, Gorosito
fue fusilado y enterrado en algún lugar
cercano a la ciudad.
La historia está consignada en uno
de los 270 expedientes que reunió la
Comisión Nacional sobre la Desaparición
de Personas que funcionó en las oficinas
del Centro Cultural Bernardino Rivadavia entre
abril y octubre de 1984. El caso, además,
es uno de los 97 delitos imputados al comandante
del Segundo Cuerpo de Ejército, con
asiento en Rosario, entre aquel 8 de setiembre
de 1975 y el 12 de octubre de 1976, general
de brigada Ramón Genaro Díaz
Bessone.
El 23 de noviembre de 1989, por decreto 1002
de aquel año, el presidente de la Nación,
Carlos Menem, indultaba al general de división
Díaz Bessone. Sin embargo, la lista
de "menores NN derivados de procedimientos
antisubversivos" que consta en el cuerpo
21 de la causa federal 47.913 abre la posibilidad
de que Díaz Bessone sea juzgado por
los delitos de lesa humanidad que le imputara
la Cámara Federal de Apelaciones de
Rosario.
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