ENTREVISTA
A JUAN GELMAN: DICTADURA, COMPLICIDADES Y
RESISTENCIAS.
El poeta
Juan Gelman supo desde antes, porque la palabra
se lo había dicho, que debía
escarbar si quería su pedazo de luz,
que en la tarea le irían las manos
y el alma. De esa conciencia vinieron los
versos y reversos, el amor y la entrega: la
convicción de que ser uno y todos es
jugarse la muerte.
A este oficio me obligan
los dolores
ajenos,
las lágrimas, los pañuelos saludadores,
las promesas en medio del otoño o del
fuego,
los besos del encuentro, los besos del adiós,
todo me obliga a trabajar con las
palabras, con la
sangre.
La polémica que existió por
los años '60, sobre si la militancia
impide la escritura o a la inversa, nunca
fue un problema. Yo empecé a militar
a los quince años, pero nunca sentí
que fueran contradictorias. En aquella época
se discutían muchas cosas. Se hablaba
del papel de la poesía y la escritura
como factor contribuyente a la revolución
y esto dio origen a muchas confusiones. Se
suponía que había que escribir
"literatura de compromiso" y nada
más. Hoy es a la inversa: parece que
el que escribe poesía de contenido
social, político, es el traidor. Yo
siempre pensé que el tema de la poesía
es la poesía, de modo que puede hablar
absolutamente de todo.
"con este poema
no tomarás el poder"
dice
"con estos versos no harás la
Revolución" dice
"ni con miles de versos harás
la
Revolución" dice
se sienta a la mesa y escribe.
Lo que predominaba en aquel entonces, dentro
del campo de la izquierda, eran las teorías
pacificistas del PC y demás. Esto era
un fenómeno mundial. En un país
como el nuestro, donde la democracia existió
por muy cortos períodos, y donde las
elecciones se hacen impidiendo el voto al
peronismo, la resistencia nace con el movimiento
obrero mismo. Nace con la resistencia peronista.
El primer grupo guerrillero que existió
en Argentina fue peronista, anterior al triunfo
de la revolución cubana, y es desde
la izquierda donde la revolución cubana
crea todo este tipo de influencia. Yo creo
que en esto se cometieron errores muy graves,
que facilitaron la derrota. Pero también
creo que para imponer un modelo económico,
que es el que hoy padecemos, los militares
no solamente necesitaron aplastar la resistencia
armada, sino también aplastar la resistencia
obrera. El mayor número de desaparecidos
son obreros, luego estudiantes.
huesos que fuego a
tanto amor han dado
exiliados del sur sin casa o número
ahora desueñan tanto sueño roto
una fatiga les distrae el alma.
La clase política quería que
los militares hicieran la tarea sucia para
después heredar, mediante elecciones,
lo que había quedado. Antes del golpe
jugó un papel de complacencia absoluta.
Suponían que esa dictadura sería
como las otras. Ellos sabían, ya después
del golpe, lo que estaba ocurriendo, pero
no han hecho nada por detenerlo. Por el contrario,
está la cantidad de tipos de la UCR,
de la UCRI, del PDP, y del PJ que fueron intendentes,
diplomáticos, etc. También está
la posición del Partido Comunista.
Es decir que hubo una red de complicidades
con la dictadura que siguió cuando
ésta cayó, sobre todo la iglesia
y los grandes poderes económicos.
te mataré los
pedacitos.
te mataré una con paco.
otro lo mato con rodolfo.
con haroldo te mato un pedacito más.
te mataré con mi hijo en la mano.
Hubo intelectuales que se dejaron captar por
la dictadura, pero hubo muchos que no, o que
se llamaron a silencio por imposibilidad de
publicar. En cuanto a Sábato, él
estuvo muy mezclado con la dictadura en los
primeros años, pero no se trata de
centralizar en una figura sino en una tendencia:
a mi juicio, en los intelectuales predominó
una tendencia a la resistencia, aunque más
no fuera la del silencio cuando no existía
otra posibilidad. Es una lucha muy vieja.
El sistema siempre ha tratado de matar la
palabra. Yo creo que la palabra transforma
todo, es lo que transforma todo realmente.
tu vientre escribe cartas
al sol
en las paredes de la sombra escribe
escribe para un hombre que se arranca
los huesos
escribe la palabra libertad.
De la lucha
Juan
Gelman rescata la lucha popular
de los '70 desde una mirada crítica,
lúcida, forjada en su propia
experiencia como militante, en el dolor
del exilio y la desaparición
de amigos y familiares. Sobre aquellos
movimientos advierte "en el caso
de Montoneros, una suerte de soberbia;
en el caso del ERP, creo yo, con todo
respeto, una suerte de concepción
un poco rígida de la realidad.
En ambos casos no hubo una interpretación
del movimiento social argentino, sobre
todo hubo mucho voluntarismo, en el
mejor de los casos".
Puntualiza además que "los
movimientos guerrilleros de los '60
y '70 se guiaron por la teoría
del foco guerrillero: la chispa incendiaría
la pradera. Su fracaso demuestra que
no es así, pero este análisis
no se puede desprender de la voluntad
de las clases dirigentes y del imperialismo
de imponer un modelo económico:
el neoliberalismo".
Y enlazando esta lucha con el zapatismo
sostiene que "ellos tienen una
base social real, parten de los deseos
y necesidades de esa base y han sabido
llevar la guerra de las armas de fuego
a la guerra de las palabras. Esto ha
ejercido una influencia notable en la
conciencia del pueblo mejicano".
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